Granier desarrolla un concepto de negocio novedoso en el mercado actual: panaderías 100% artesanales que ofrecen una gran variedad de producto, hasta 59 panes diferentes, hechos desde la más profunda tradición.
Su especialidad son los panes artesanos. Hasta 59 variedades hechas de la manera más artesanal. Con 20 años de experiencia a sus espaldas y una trayectoria avalada por el trabajo de sus profesionales, Granier recupera con su concepto de negocio un oficio, el de panadero; y un producto, el pan de calidad, que habían casi desaparecido del ámbito de la alimentación en nuestro país.
Recuperar la tradición
El sector de las panaderías está perdiendo sus orígenes y la barra precocinada relega a un segundo plano a los panes artesanales. Granier quiere apartarse de esa corriente, recuperando la esencia del producto: la elaboración 100% natural. Para ello, la marca da un giro al sector y rompe con su estancamiento ofreciendo un concepto basado en la más alta calidad y estableciendo como base la artesanía de su producto. Sus panes se cuecen en el mismo punto de venta, se fermentan allí, consiguiendo un producto auténtico.
Detalles de un concepto
Los locales Granier, por su variedad de panes y productos y su alta calidad, se convierten en el referente de su zona. La enseña ofrece un concepto totalmente diferenciado de la competencia, aunando tradición y modernidad en sus puntos de venta.
Gracias al conocimiento del mercado que tienen los fundadores de Granier, las panaderías de la marca consiguen una organización y exposición del producto perfecta para conseguir la más alta rentabilidad, en torno al 15% anual. La alta rotación del producto, sumada a la gran variedad de panes y bollería, suman ventas en cada uno de sus locales. “Granier es un tipo de actividad que por sus características factura a diario: todo el mundo necesita comprar pan cada día. Esto lo convierte en un negocio con gran facilidad para generar liquidez. Además, en los puntos de venta existe la posibilidad de degustación de productos y se incorpora una amplia oferta de bollería que incita a la compra impulsiva, lo que aumenta aún más la facturación”, explican los responsables de Granier. “El público puede aprovechar para desayunar, merendar o tomar algo en el local. Esto ayuda a que las ventas crezcan sin necesidad de contar con el coste adicional que supone tener un establecimiento de restauración con cocina”, añaden.
Toda una trayectoria
Gracias a su know how y su experiencia, Granier se convierte en una empresa experimentada y especializada. Saben qué quiere el mercado y se adaptan a ello de manera constante. Consiguen mantener unidos calidad y rentabilidad. Sus panes son artesanos y no contemplan las cada vez más típicas ‘baguette’ congeladas o precocidas, pero eso no dificulta en absoluto la labor de cada franquiciado. En sus instalaciones Centrales, Granier preelabora los productos que el franquiciado se encarga de acabar de preparar en su establecimiento. Esto agiliza el trabajo en el local, facilita la tarea, reduce errores y mermas y asegura unos estándares de calidad y variedad entre establecimientos.
Un franquiciado acogido
La formación y el apoyo total de la Central permiten a los franquiciados una perfecta gestión del negocio, lo que sumado a la variedad de Granier y las buenas ubicaciones de sus locales, permite una recuperación de la inversión en unos 12 y 18 meses. El perfil de franquiciado va desde el emprendedor que busca un autoempleo a inversores que apuestan por negocios con lo que obtener una alta rentabilidad.
Granier ofrece una propuesta comercial atractiva y agresiva de cara al cliente, con una extensa oferta entre la que escoger. El franquiciado, por su parte, se beneficia de los sistemas óptimos de explotación y los conocimientos desarrollados en las unidades piloto a lo largo de estos años.