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El ilustrador Gonzalo Cutrina y la moda como negocio

GC, la moda ilustrada

Beatriz Rodríguez

Ilustrador de profesión, Gonzalo Cutrna se lanzó a crear su propia línea de accesorios junto la diseñadora Aurora Vilaboa con un objetivo: encontrar un soporte para sus ilustraciones, una manera propia de trabajar. De hecho, ya está en el mercado su última colaboración para la marca Poti Poti, sólo unao de los proyectos que este joven emprendedor baraja.

Adiós a la homogenidad. “No nos gusta. Queremos algo diferente en la moda y con esa idea fui enlazando los temas hasta plantearme lanzar una marca propia de accesorios de moda”. Gonzalo Cutrina es ilustrador. Los diseños, los trazos sobre el papel son su obra. Con ella ha llegado todo tipo de medios -dentro y fuera de España- hasta que un día surgió la pregunta: “¿Por qué no cambiar el sistema de trabajo? “Prensa, publicidad, portada de discos... he hecho un poco de todo como ilustrador ‘freelance’. Es una labor muy versátil pero la dinámica de trabajo siempre era la misma: trabajar en casa, entregar, publicar... Estaba un poco cansado y comencé a buscar algo diferente”.


Creando una marca
Así empezó a gestar un proyecto en el que contó con el asesoramiento de su novia, la diseñadora Aurora Vilaboa y donde comenzó a adentrarse en un mundo nuevo regido por proveedores, materiales para fabricar y líneas de producción. “En realidad yo sigo haciendo ilustraciones, no ha variado nada. Mi parte es fundamentalmente dibujar, sólo ha cambiado el soporte final de la ilustración para lo que he contado con el apoyo de mi novia, Aurora”, afirma. Un soporte que consiguió materalizar en una primera línea de camisetas, muy sencillas y que respondía a una misma temática: ‘Personajes de la calle’. “Fabricamos en Portugal. Lo más costoso fue encontrar los proveedores en este sector. De hecho, el principal problema cuando se empieza en la moda es encontrar proveedores. Tuvimos distintas experiencias y no todas agradables. Luego, la fabricación. Nosotros queríamos líneas limitadas. Estábamos empezando y fabricábamos pocas cantidades. Pues nos costó tener el producto a tiempo ya que nos relegaban a la cola cada vez que llegaba un cliente con una producción mastodóntica”.


Buscar compradores
Así y todo, su primera colección de camisetas llegó al mercado. Y gustó. “Nos lanzamos con dos colecciones más de camisetas: una inspirada en el terror y otra línea basada en espías. Con la tercera ya hicimos el patronaje. Todas con pocas cantidades ya que ni teníamos el dinero para hacer frente a producciones mayores ni tampoco recuperaríamos la inversión en su totalidad”, explica. Solicitaron un crédito y tras realizar una prospección en las tiendas de Barcelona, lograron trazar un mapa estratégico de los establecimientos donde su producto -más independiente- podía tener salida. “Dejábamos la mercancía en depósito. La gente la veía y preguntaba por ella cuando se agotaba. Así fuímos entrando. Muy poco a poco”, detalla. No tardaron en dar otro giro evolutivo para buscar un nuevo soporte, más creativo aún y rentable.

Cambio de ritmo
En 2009 llega su primera colección de accesorios basada en el Antiguo Egipto: “Había que dar un paso más. Así qué nos preguntamos ‘¿Qué nos apetece hacer?’ y optamos por convertir los dibujos en objetos con la primera colección de accesorios GC”. Aquí todo cambió, comenzaron a fabricar en China “efectividad y calidad” -asegura- y a experimentar con nuevos materiales que daban a sus accesorios un aspecto completamente nuevo. “Las láminas de plástico es un producto que nos da facilidad para crear y mostrar todo el colorido de nuestras colecciones. Seguiremos experimentado con ellas”, aseguran, conscientes de que hacen un producto muy difícil de encontrar en la actualidad, “donde prima la homogeneidad en todo”.

Mercado internacional
Con la nueva línea de accesorios en el mercado se presentaron a un concurso para nuevos creadores, organizado por el salón parisino de prêt-à-porter ‘Who’s Next?’. El resultado: ganaron y expusieron su producto en París a coste cero. “Fue un punto de inflexión para nosotros. Conseguimos ganar un stand para exponer nuestro producto. Logramos llegar al mercado internacional rápida y efectivamente; conseguimos clientes de Londres, Australia, Grecia, Corea... Tuvimos mucha respuesta y siguen haciéndonos pedidos”, detalla Gonzalo.  Con esta carga de adrenalina, Gonzalo Cutrina lanza al mercado su colección estrella hasta al momento ‘Extinct’, basada en animales ya extinguidos, y comienza una colaboración con la firma de moda ‘El Delgado Buil’.
salvando dificultades


"Nuestra idea es crecer, hacernos más grandes; desarrollar otras colaboraciones con marcas ya asentadas en el sector y que se ajusten a nuestro estilo de crear y de producto, que se sale de lo comercial”, explica. Sus deseos comienzan a cobrar forma. En primavera sale al mercado su próxima colección propia de accesorios “está basada en la magia y habrá un poco de todo” y mientras, ya han concluido su última colaboración conjunta con la marca de moda Poti Poti para la que han diseñado en exclusiva dos piezas: un collar y unos pendientes.  “Somos conscientes de que lanzarse al sector de la moda como emprendedores es muy difícil pero por algún lado había que empezar. Tenemos la suerte de contar con el soporte de colaboradores y de tener un público -cada vez mayor- que nos sigue. De hecho, en este aspecto, nos ayudó mucho montar nuestra tienda on-line. Fue una manera de llegar a clientes que si no están en Madrid o Barcelona, no pueden comprar nuestros accesorios. Lo hemos notado mucho”, confiesa Gonzalo.

Con vistas
Ahora se plantean hacer colecciones más grandes y completas; aumentar las líneas de productos con otras opciones como pañuelos “ya lo probamos una vez, en los inicios, pero se quedó sin ver la luz”. También son conscientes de que tienen que mejorar distintos aspectos de su logística con los que no están convencidos: “el ‘packaging’ , me gustaría que fuera de otra manera, más corporativo pero los precios para adquirir un mínimo de cajas para envíos se disparan”, revela. Mientras, Gonzalo Cutrina  y Aurora Vilaboa siguen trazando líneas sobre el papel, y diseñando patrones, pura creatividad que han convertido en un incipiente negocio