Tras el éxito del revolucionario centro de cosquilloterapia de Madrid, la segunda sede se inaugura en Vitoria. Esta terapia ha conquistado a clientes de todas las edades y procedentes de multitud de países.
En apenas 13 meses, el concepto de negocio de Cosquillearte se ha expandido y ya ha abierto la segunda sede en el País Vasco, concretamente en Vitoria. Esther Sáez de Argandoña forma parte de esa extensa nómina. Tras visitar el establecimiento de Cosquillearte en Madrid, decidió llevar esta fuente de auténtico bienestar y relax hasta su ciudad, dando así un giro inesperado a su carrera profesional, hasta la fecha vinculada a la banca, y a su vida.
COSQUILLEARTE es un concepto inédito en el mundo, un espacio reservado a los sentidos en el que se comprende que el día a día puede –y debe- tomarse con más calma y que se necesitan más que nunca experiencias amables, que permitan desconectar y recuperar la energía perdida. La expansión de la cadena se ha visto alimentada por la importante respuesta de sus clientes. Los creadores de esta revolucionaria terapia, basada en cosquillas suaves, a modo de caricias y pequeñas presiones realizadas con la yema de los dedos, la palma de las manos y delicadas plumas, se convencieron de que el número de amantes de la cosquilloterapia era mayor de lo que imaginaban.
Se trata de una vía de autoempleo con garantía de éxito. No precisa una elevada inversión y resulta rentable desde el primer día. Es tiempo de valientes. Frente a la adversidad y los peores pronósticos, todavía hay quien se atreve, alumbra ideas brillantes y emprende.
En definitiva, un modelo sencillo que cuenta con la supervisión de los fundadores. Ellos forman al equipo porque hacer cosquillas parece fácil… pero las más adictivas y envolventes sólo llevan su ‘copyright’.