La cadena, creada en 1997 con un centro piloto en Pamplona, empezó a franquiciar hace sólo cuatro años y ya cuenta con 20 establecimientos.
Actualmente está en las principales ciudades españolas como Madrid, Barcelona y Zaragoza, pero su objetivo es 'estar presente en toda la geografía española y acercar al público este concepto diferente de entender la belleza y la salud integral', según explica la compañía. Las zonas prioritarias para la expansión con la Comunidad de Madrid, Castilla y León, País Vasco, Aragón y Cataluña.
La particularidad de Dead Sea es que sus productos son elaborados en sus propios laboratorios con materias procedentes de Jordania, Brasil, Senegal e India. La cadena que preside Begoña Vega (médico naturópata) ha patentado un método denominado Ecoa que consiste en la aplicación de una amplia variedad de terapias naturales que incluyen disciplinas bioterapéuticas para conseguir el bienestar mental y emocional del cliente.
La inversión media de un establecimiento oscila entre los 90.000 y los 120.000 euros, lo que supone que a finales del próximo año se habrán realizado unas inversiones conjuntas de entre tres y cuatro millones de euros sólo en la apertura de establecimientos.
El canon de entrada para la franquicia es de 9.000 euros y no hay royalties ni cuota de mantenimiento, pero los centros asociados deben adquirir los productos de tratamiento a la matriz.
El perfil del franquiciado es el de una persona interesada en el ámbito de la salud y belleza, aunque no necesita experiencia en el sector. Sí, en cambio se requiere facilidad para adaptarse al método de trabajo, capacidad de gestión y dotes comerciales.