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R. García, una joya de negocio

Franquicias y Negocios

R. García, una joya de negocio La enseña brinda grandes ventajas a sus franquiciados como corrobora Carmen Sanz, su primera asociada.

Calidad óptima en sus productos y buenos márgenes son los pilares sobre los que R. García sustenta su concepto de negocio. Arraigada en el mercado y con más de 75 años de experiencia en el sector, esta firma de bisutería de alta calidad ha decidido desarrollarse mediante franquicias. Carmen Sanz, la primera emprendedora que ha apostado por la enseña, narra su experiencia.

Elegí R. García por el producto que comercia; por su diversidad, por el cuidado con el que se expone y porque se renueva constantemente”. Carmen Sanz, franquiciada de R. García en Valladolid, expone este como el principal motivo que la empujó a escoger la enseña cuando, el pasado año, se decidió a montar su propio negocio. Y, uno de los puntales que sostiene el concepto de esta enseña de alta bisutería son sus artículos. A diferencia de otras firmas, que basan su oferta en grandes cantidades de producto a bajo precio, con lo que descuidan tanto la calidad de los artículos como la atención al cliente, la oferta de R. García se somete a estrictos controles para presentar la máxima calidad y acabado. Este producto diferenciado, junto a un servicio inmejorable, son las claves de la firma, que además abarca un amplio segmento de clientes, con colecciones para todas las edades. La enseña, que cuenta con una extensa trayectoria en el sector de la bisutería, una vez bien asentada en el mercado, decidió expandir su concepto de negocio y se decantó por la franquicia como la mejor fórmula de desarrollo.  

Elevados márgenes

Carmen Sanz se convirtió, a finales de 2004, en franquiciada de R. García. Ser la primera asociada de la enseña no supuso un freno en su decisión: “Vi que operaba desde 1927 y otras, aunque tienen franquicias, disponen de poca experiencia al frente de la actividad”. Los casi 80 años de experiencia en el sector con los que cuenta R. García,  hicieron ver a los responsables de la firma que existía un vacío en el mercado y un público desatendido que no encontraba el producto que buscaba. R. García apostó por él; un producto diferenciador junto a una atención exclusiva que ha permitido a la enseña ofrecer márgenes que superan el 250% sobre el coste de la mercancía. R. García se sitúa, de esta forma, en un lugar privilegiado frente a la posible competencia. “Me quedé sorprendida de la buena aceptación que tuvo el producto y de la cantidad de gente que miraba el escaparate y entraba en la tienda nada más abrir”, explica Carmen complacida. Otro de los puntos fuertes de R. García son sus escaparates. La firma pone especial atención en la exposición de sus productos y, conscientes de que “lo que más vende es el escaparate”, dan mucho valor a esta parte del establecimiento, renovando además sus colecciones constantemente.
La demanda, además de grande es, como afirma Carmen, creciente. R. García logra satisfacerla gracias a su dilatada experiencia en el sector y a la estrecha relación que mantiene con los fabricantes de bisutería, tanto nacionales como internacionales. De este modo, la enseña es capaz de conseguir precios óptimos en la compra y la máxima flexibilidad en el suministro.

Sin necesidad de experiencia

Carmen no tenía experiencia en el sector de la bisutería así que, antes de inaugurar su tienda, ubicada en la Plaza Mayor de Valladolid, pasó cuatro días en Valencia, en el centro piloto de la enseña, recibiendo la formación necesaria para desarrollar con éxito el negocio: “Me enseñaron desde la manera idónea de mostrar la mercancía, cómo atender a los clientes para que sean repetitivos, los programas informáticos... hasta a hacer pequeños arreglos en las piezas o a diferenciar el material de las mismas”. Carmen sostiene que la central de R. García ha cumplido todo lo que le prometieron en un principio, tanto en lo referente a la preparación que iba a recibir, como a los conceptos que incluía la inversión, las ayudas que recibiría, etcétera.

Apoyo constante de la Central

La coordinación y la comunicación entre la Central y los puntos de venta es un aspecto primordial para R. García, donde consideran que sólo de este modo podrán satisfacer plenamente al cliente. Para ello, disponen de un departamento de soporte al franquiciado que vela por mantener la comunicación con los asociados de la firma, además de transmitirles todo el conocimiento necesario y ofrecerles asistencia técnica. “El apoyo telefónico es constante”, sostiene Carmen, quien además asegura que les puede llamar en cualquier momento para aclarar dudas o hacer cualquier sugerencia.

Gestionar tu propio negocio

Además de recibir formación práctica en el centro piloto para aprender sobre el terreno cómo se trabaja, con el propósito de cubrir todas las áreas de negocio y poder sacar adelante su gestión, el franquiciado de R. García recibe preparación teórico-práctica de todos los pormenores de la actividad: producto, materiales y calidades, argumentos de venta, gestión y postventa... “Me dejo guiar por su experiencia en cuanto a la atención, la manera de presentar el producto... pero me dejan un gran margen de actuación y libertad de gestión”, asegura la empresaria. La Central de R. García mantiene un contacto permanente con sus asociados, preocupándose por el funcionamiento del punto de venta, pero en ella tienen cabida todo tipo de negociaciones: “Podemos hablar sobre cualquier tema y llegar a un acuerdo como, por ejemplo, en el tema de los descuentos”. Y es que, la confianza que esta enseña deposita en su oferta es tal que, durante todos los años que lleva operando, no ha realizado ninguna campaña de rebajas o de liquidación de productos.


Fidelizar al cliente

El local de Carmen cuenta con una superficie de 15 m²  además de dos almacenes. “Lo ideal son 30 m²”, explica la empresaria pero, “cuando vieron el escaparate que tenía –añade– les pareció una buena ubicación”. La localización idónea para un establecimiento de R. García es una zona de paso y lo ideal es que el local cuente con un escaparate amplio.
Carmen contaba con experiencia en venta directa ya que siempre había trabajado de forma autónoma en distintos establecimientos. El perfil ideal que debe tener un franquiciado de R. García es el de un emprendedor que sepa entender a la clientela y cumpla con el propósito de la empresa: ofrecer la máxima calidad en la atención, tanto en la venta como en la postventa. Además ha de comprometerse a ofrecer una imagen cuidada del establecimiento y a llevar el control de stocks y pedidos.
Pequeños esfuerzos frente a grandes ventajas, las que ofrece una empresa sin competencia y con más de medio siglo de experiencia en el sector de la bisutería.

Por qué escoger R. García

  • Diversidad de productos: diseños de alta calidad a precios razonables.
  • Últimas tendencias: colecciones renovadas  constantemente.
  • Márgenes: superiores al 250% sobre el coste de mercancía.
  • Target amplio: artículos adaptados para todas las edades y posibilidades.
  • Imagen: exposiciones muy cuidadas y atractivas.
  • Experiencia: operan en el sector desde 1927.
  • Calidad y variedad: a diferencia de otras firmas, ofrecen una amplia gama (materiales muy diversos) de alta bisutería.
  • Cooperación con proveedores: estrecho vínculo con ellos, lo que permite acceder a precios óptimos de compra y amplia flexibilidad de suministro.
  • Confianza en su producto: inexistencia en toda la historia de la firma de campañas de rebajas o de liquidación de producto.
  • Atención distinguida: trato al cliente basado en la seriedad y confianza, abarcando tanto la venta como la posventa del artículo.

Qué necesitas

  • Inversión: alrededor de 46.000 euros, incluido el canon de entrada, la adecuación del local, mobiliario, equipos informáticos, elementos de venta, merchandising, postventa y stock inicial.
  • Local: A partir de 30 m², de fácil acceso y ubicado en una zona de paso.