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Rocambolesc, la heladería del mejor repostero del mundo

Leticia Medina | 23/07/2014 | 7:59

Rocambolesc, la heladería del mejor repostero del mundo

Lo que nació como una pequeña “travesura personal”, un “capricho divertido y juguetón”, ha resultado un negocio de éxito. Rocambolesc, la heladería de Jordi Roca, abrió sus puertas en Girona en 2012 y con ella, el mejor pastelero del mundo ha vuelto a triunfar.

Además de ser el mejor pastelero del mundo y el encargado de los postres en el Celler de Can Roca (el segundo mejor restaurante del mundo), Jordi Roca es también el creador de Rocambolesc, una heladería muy especial nacida en Girona y que, tras las constantes peticiones que recibían interesándose por su modelo de negocio, inicia ahora su desarrollo en franquicia.

Rocambolesc, una heladería de cuento
“Rocambolesc surgió de manera casual, sin planearlo”, nos explica Jordi. Todo empezó con su voluntad de recuperar el tradicional carro de postres de El Celler de Can Roca, que había desaparecido de la sala del restaurante justo cuando él se hizo cargo de la parte dulce del menú.

Al ver el nuevo carro para los petits fours que había diseñado Andreu Carulla, Jordi Roca imaginó que resultaría divertido recorrer las calles de Girona ofreciendo estos dulces de forma ambulante. La idea era estimulante, divertida, le apasionaba, pero se encontraron con las limitaciones de la normativa municipal en lo que respecta a los puestos de comida en la calle. Por ello, reformularon su idea inicial convirtieron el carrito en un céntrico y especial local en la ciudad de Girona.

La idea nació como un capricho, era algo que me gustaba, una fantasía personal que me divertía y me parecía ‘chula’ y en cuanto abrimos el primer día, enseguida nos dimos cuenta de que más que un sueño, Rocambolesc podía ser un negocio”, recuerda Roca. “El día que abrimos las puertas servimos, en solo tres horas, más de 1.000 helados. ¡Y eso que hacía frío! ¡La respuesta del público fue inimaginable!”, explica.

Los helados de Rocambolesc
De manzana asada, de yogurt de leche de oveja, de fresa, de coco… El producto esencial en Rocambolesc son los helados: seis tipos diferentes, en cornete o en terrina, combinados con hasta 34 toppings para que cada uno pueda configurarse el helado a su gusto.

Además, también encontramos nuevos productos que van apareciendo durante el año: los panecillos de helado caliente (una de las joyas de Rocambolesc), las magdalenas de helado, los polos con forma (el llamado Rocatocha, por ejemplo, recrea la nariz de Jordi Roca a escala). Y también postres con los ingredientes de la receta original del restaurante, como el postre láctico, que se presenta en forma de kit con el objetivo que todo el mundo lo pueda montar y degustar en casa: un embalaje completo con el barbapapá, la guayaba, el dulce de leche, el yogurt de oveja y el helado de leche de oveja de la raza ripollesa.

Los locales, un cuento hecho realidad
Y Rocambolesc sorprende, no solo por sus propuestas dulces, si no también por la estética vintage de su local, inspirada en el mundo fantasioso de Willy Wonka, el personaje de ficción propietario de una fábrica de chocolate en el cuento de Roald Dahl, y en la versión cinematográfica de Tim Burton. “Es un concepto raro y juguetón, un local divertido tanto para los abuelos como para los niños, que recrea una fábrica de chocolate de los años 60”. Un universo de cuento y fantasía que hace que lleva a los clientes de Rocambolesc a un mundo de nuevas sensaciones.

Humor, genialidad y cercanía. Así es Jordi Roca
Cuando hablas con Jordi Roca enseguida descubres que el sentido del humor es protagonista en su carácter y, en consecuencia, en sus postres y creaciones. Le gusta lo que hace y su premisa es clara: disfrutar de su trabajo, su pasión. Muchos de sus exquisitos postres nacen como “travesuras”, así las llama él. “El sentido del humor es fundamental, sobre todo en un mundo tan duro como la cocina”, destaca.

Es el mejor pastelero del mundo, así lo ha nombrado la revista francesa Restaurant. El más grande. Un reconocimiento que recibe por parte de más de 900 críticos gastronómicos de todo el mundo y que Jordi Roca recibe con gratitud, aunque con distancia. “Es algo muy bonito y estoy muy agradecido. Pero seguro que hay mejores pasteleros que yo”.

Y es que la modestia es otra de sus cualidades.El pequeño de los Roca es cercano, a pesar de sus éxitos. Con los pies en el suelo, sueña en la cocina y crea grandes placeres dulces. Sus creaciones surgen del día a día, del trabajo constante. “Y también del cachondeo. Es como llegan las buenas ideas, las locuras acaban convirtiéndose en postres”.

Es un número uno hecho a sí mismo. Casi por casualidad se convirtió en repostero, o postrero, como a él le gusta llamarse. Y con treintaytantos es ya el número uno. “¿Qué te queda por hacer?”, le preguntamos. “Seguir disfrutando de la cocina. Es lo que hacemos todos los días: ofrecer un buen servicio a los clientes, pensar productos nuevos, y disfrutar”.

La franquicia
De este genio ha nacido Rocambolesc, un concepto de heladería que, casi de manera casual, inicia su desarrollo en franquicia. “No habíamos pensado en franquiciar, pero recibíamos peticiones constantes de gente interesada en nuestro modelo de negocio, interesados en abrir una franquicia Rocambolesc”, explica Jordi. Y así, decidieron iniciar su entrada en la franquicia y trasladar su éxito a sus socios.

La heladería Rocambolesc adapta las sensaciones, esencias y gustos de la cocina creativa para ofrecer los helados más exclusivos, originales y únicos en el mercado. Un sistema de negocio sencillo y fácil, donde Rocambolesc imparte un completo programa de formación para que el franquiciado sepa desenvolverse con éxito en la gestión de su negocio.

Ahora tú también puedes tener tu propia heladería Rocambolesc.