Nathan Blecharczyk, Brian Chesky y Joe Gebbia son los creadores de Airbnb, una página web peer to peer, en la que propietarios privados alquilan sus alojamientos a huéspedes en todo el mundo. La empresa, ejemplo de éxito dentro del llamado consumo colaborativo, ha levantado hace unos meses una nueva ronda de financiación de 450 millones de dólares, obteniendo una tasación de más de 10.000 millones de euros. Aún así, Airbnb no está exenta de polémica.
En solo seis años desde su creación, Airbnb, web de alquiler de alojamientos entre particulares, ha entrado a formar parte del grupo de start-ups valoradas en más de 10.000 millones de dólares. Una cifra, que sin duda, atestigua su éxito.
La plataforma de alojamiento entre particulares obtuvo esta tasación, según informaba The Wall Street Journal el pasado mes de abril, tras levantar una nueva ronda de financiación de 450 millones de dólares (unos 325 millones de euros), procedente de la firma de capital privado TPG. En esta financiación, las firmas Dragoneer, Sequoia y T. Rowe Price también se convirtieron en inversores.
La anterior ronda de financiación de Airbnb alcanzó un total de 326 millones y fue llevada a cabo por un grupo mixto de inversores entre los que se encontraban entidades como Y-Combinator y Sequoia Capital o particulares como Jeff Bezos (fundador y CEO de Amazon). Algunas fuentes señalan que estas inyecciones de financiación podrían ser la antesala a la salida a Bolsa de Airbnb en este 2014.
Y hay más cifras sobre Airbnb y su éxito: desde su creación en 2008, han generado más de 11 millones de pernoctaciones, en 40.000 ciudades y en 160 países del mundo. Cada dos segundos, se alquila una habitación en Airbnb en todo el mundo. Y en cuanto a facturación, las cifras (no oficiales) estiman que los ingresos de la empresa en 2013 rondaron los 250 millones de euros. Su crecimiento está siendo increíble.
En este momento y tras todas estas cifras, ¿quién puede negar el éxito de Airbnb? Es el ejemplo perfecto del triunfo del llamado consumo colaborativo, aunque eso sí, su éxito viene acompañado de algo de controversia.
Veamos cómo funciona Airbnb
Airbnb es un mercado comunitario que pone en contacto a propietarios de inmuebles y clientes para el alquiler de viviendas, normalmente de cara a una estancia vacacional. Los alojamientos disponibles (desde habitaciones a casas enteras) están disponibles alrededor del mundo y se pueden alquilar por días, semanas o meses. Como si se alquilara una habitación de hotel. Airbnb permite descubrir de este modo espacios exclusivos en todo el mundo.
Airbnb actúa como intermediario, cobrando una tasa al propietario y al huésped, y ofreciendo a ambos un contacto seguro y directo.
La web, de gran usabilidad, es muy visual y sencilla de utilizar y permite reservar un alojamiento en solo tres pasos. De manera cómoda y segura. Para ver cómo funciona, puedes entrar en www.airbnb.es.
Los tres creadores del concepto
La empresa se fundó en agosto de 2008 en la cuna de las startups tecnológicas, San Francisco (California). Fueron tres los emprendedores que la crearon, Nathan Blecharczyk, Brian Chesky y Joe Gebbia.
Nathan, que es actualmente el director técnico de Airbnb, se convirtió en emprendedor muy pronto, cuando estaba en el instituto, gestionando una empresa valorada en casi 1 millón de dólares y que tenía clientes en más de 20 países. Tras licenciarse en Informática en la Universidad de Harvard, trabajó en diferentes puestos para Microsoft, OPNET Technologies y Batiq, antes de convertirse en uno de los cofundadores de Airbnb.
Joe Gebbia, Director de producto, obtuvo una doble titulación en Diseño Gráfico y Diseño Industrial en la Escuela de Diseño de Rhode Island, donde conoció a Brian Chesky, el tercero de los cofundadores de Airbnb. Brian es hoy el director ejecutivo.
Su historia
La historia de Airbnb comenzó en 2007, cuando, durante una conferencia de diseño industrial, Brian Chesky y Joe Gebbia idearon AirBed & Breakfast, el concepto inicial que después se desarrollaría como Airbnb.
La idea surgió como solución para estancias cortas en momentos de gran demanda, como este tipo de eventos de ‘networking’. Además, por aquel entonces, Chesky y Gebbia no podían permitirse pagar un alquiler en San Francisco y tenían habitaciones disponibles en su ‘loft’ para sacarse unos ingresos extra.
A partir de esta idea, hicieron de su salón un ‘bed and breakfast’ con capacidad para tres huéspedes que dormirían en colchones hinchables y tendrían derecho a un desayuno casero. Meses después, en febrero de 2008, Nathan Blecharczyk se unió al equipo, convirtiéndose en el tercer fundador de la web. El lanzamiento oficial de airbedandbreakfast.com se produjo en agosto de ese mismo año.
A falta de inversores que se interesaran por su negocio, necesitaban dinero para financiar su idea de negocio, que consistía en que cualquier particular pudiera anunciarse en la página.
Cómo lo hicieron
Era época de elecciones. Y aprovecharon el momento. En primer lugar, se fueron a Denver (Colorado) durante la Convención Nacional Demócrata y se pusieron a convencer a propietarios de que alquilaran habitaciones, a la que asistió mucha más gente de la que los hoteles y otros alojamientos podían absorber. Después, contactaron con los blogueros más modestos que encontraron, los que tenían poquísimos lectores, convencidos de que sería muy sencillo conseguir que escribieran sobre ellos.
No solo lo lograron, sino que además airbedandbreakfast.com salió en los informativos nacionales de la NBC o la CBS, presentados como solución al problema de la escasez de alojamiento en la que era la convención política más grande de la historia.
Pero el impacto duró pocos días y ellos necesitaban más dinero para seguir desarrollando su negocio. Por ello, decidieron seguir explotando el filón de la campaña de las elecciones presidenciales de 2008 con una idea curiosa.
Los cereales…
Compraron un montón de cajas de cereales genéricos y las personalizaron con las caricaturas de Obama y McCain. Cada una de las cajas iba numerada y el precio de cada una era de 40 dólares (el 5% iba a parar a las arcas del candidato en concreto). Recaudaron más de 30.000 dólares que utilizaron para impulsar su startup.
De esta acción con las cajas de cereales surgió lo que uno de los cofundadores, Nathan, llama “emprendedor cereal”. Durante el último Mobile World Congress de Barcelona, Nathan explicaba que para tener éxito es necesario ser un “emprendedor cereal”, es decir, “no solo ser emprendedor, sino ser creativo, luchador y estar dispuesto a tomar riesgos”.
Y llegaron los inversores privados
Aquellas acciones, además de para conseguir sus primeros 30.000 dólares, les sirvieron para llamar la atención del inversor de capital riesgo Paul Graham, cofundador de la aceleradora de negocios Y-Combinator.
De hecho, en enero de 2009 entraron en la incubadora de Y-Combinator y recibieron 20.000 euros que destinaron a llevar su proyecto a Nueva York. A partir de ahí, la idea de negocio fue creciendo poco a poco y los inversores privados fueron sumándose a la startup, hasta convertirse en lo que hoy es Airbnb, una empresa valorada en más de 10.000 millones de dólares.
En España
En 2012, Airbnb aterrizó en España, abriendo su oficina en Barcelona. Desde ese momento, el crecimiento del negocio (como ocurre en los países en los que se instala) ha sido exponencial. Según informaba la compañía hace unos meses en nota de prensa, Airbnb generó en un año 128 millones de euros de actividad económica en Barcelona, impulsando 4.310 puestos de trabajo. Son datos de un estudio realizado en colaboración con los economistas de Dwif Consulting y avalado por profesores de IESE Business School y ESADE-Creafutur. “Airbnb ayuda a miles de familias en Barcelona a ganar un dinero extra para mantenerse a flote durante estos tiempos difíciles abriendo sus casas a viajeros”, explicaba Jeroen Merchiers, Director General de Airbnb para España y Portugal. “En solo un año, miles de anfitriones locales han ayudado a viajeros de todo el mundo a vivir Barcelona de un modo más auténtico y sostenible a lo largo de los distintos barrios de la ciudad”.
Pero hay polémica... ¿Coto a la economía colaborativa?
El éxito de Airbnb ha revuelto los ánimos del sector turístico. Y respondiendo a estas quejas, el Gobierno catalán impuso hace unos meses una multa de 30.000 euros a Airbnb por comercializar apartamentos turísticos ilegales. La sanción obedece a que la Generalitat ha constatado que la empresa norteamericana intermedia entre turistas y propietarios de viviendas que no han sido debidamente inscritas en el Registro de Turismo de Cataluña.
En julio, Airbnb pagó la sanción de 30.000 euros, aunque recurrió la multa. Fuentes de la multinacional aseguraron a Europa Press que mantienen contactos con la administración catalana para solucionar la situación: "Tenemos un espíritu de colaboración máxima, puesto que somos los primeros interesados en tener un marco de actuación que dé garantías. Estamos informando activamente a todos los anfitriones para que cumplan con todas sus obligaciones”.
La multa, que es la primera que recibe Airbnb en Europa, le obliga a cesar de forma inmediata la comercialización de inmuebles de Cataluña que no estén habilitados para ser alquilados a turistas y, en caso de que no lo haga, la Generalitat se plantea impedir el acceso al portal desde cualquier IP situada en Cataluña. El conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig, justificó la sanción como medida para evitar la competencia desleal en el ámbito de los apartamentos turísticos y la economía sumergida ya que estas empresas no dan "ninguna garantía" de que paguen impuestos como el IVA y la tasa turística.
El futuro del consumo colaborativo ¿en peligro?
Veremos cómo avanza toda esta situación, pero lo que está claro es que este modelo de consumo colaborativo se ha implantado en el mercado con fuerza. Sea como fuere, Airbnb es sin duda una muestra de negocio exitoso, que ya se ha convertido en el operador que más camas alquila en todo el mundo.