El Racó, cuando la creatividad se saborea

Ensaladas, pastas, pizzas, carnes, crêpes… 5 restaurantes en uno. Esto es lo que ofrecen los 9 establecimientos de El Racó, una cadena con más de 30 años en el sector de la restauración que ha sabido conjugar creatividad en sus platos con un desarrollo eficaz de su gestión. Como resultado: ofrecen la carta más completa del mercado al mejor precio. Su expansión en franquicia es ya un hecho.

“Somos restauradores profesionales. Ese es nuestro negocio. Hemos sabido evolucionar con el mercado, ser innovadores, gestionar eficazmente, consiguiendo de esta forma sumar a nuestro concepto de restauración un excelente desarrollo del sistema de franquicia”. Cuando Antoni Bachiller, máximo responsable de la cadena de restauración El Racó, abrió hace 30 años las puertas de su primer restaurante en Palamós, no sólo revolucionó la restauración con una carta muy novedosa para la época –repleta de una extensa variedad de pizzas y crêpes y de marcado carácter mediterráneo-; sino que, con ello, también convulsionó el sector, al decidirse poco tiempo después a expandir su negocio en franquicia. Era el año 1989 y Bachiller junto a todo su equipo se embarcó en un proyecto que han madurado con tiempo y dedicación.

Las claves del negocio estaban bien definidas desde aquel momento: una oferta muy completa con criterios originales y un sistema de gestión detallado que permitiera controlar los distintos procesos de desarrollo de la cadena. Y es que, la innovación ha sido la máxima que ha presidido la evolución de El Racó. “Con los años hemos desarrollado un concepto de restauración difícil de conseguir hoy en día. Aportamos una oferta muy extensa y variada, con una originalidad bien gestionada, que evoluciona, que no se detiene ahí y que permite a nuestros clientes comer diferente cada día”, matiza Antoni Bachiller.
    
5 restaurantes en uno
El objetivo era fidelizar a una clientela que atendía a los cambios estacionales. Lo hicieron con una oferta extensa y muy variada; en ocasiones, curiosa y siempre repleta de ingenio, tanto en los ingredientes que albergaban y su peculiar combinación, como en las denominaciones de los platos. En ellos juega un papel primordial la imaginación y la creatividad de todo un equipo de profesionales, que aprovecha la metodología de años de trabajo para la elaboración de cada plato. Carnes, pastas, ensaladas… han ido ocupando su lugar de honor en la carta de El Racó junto a las pizzas y crêpes hasta conseguir abarcar la gama más completa de productos del mercado.
“No ofrecemos productos comunes. Confiamos en un departamento propio de I+D precisamente para que la innovación esté presente a diario en todos los platos que componen nuestra carta. Esto nos proporciona una ventaja frente a la competencia: el cliente siempre repite, sabe que encontrará novedad. Y no somos sensibles a las subidas y bajadas del mercado”, subraya Bachiller.

Esta creatividad puesta al servicio del cliente final ha dado alas a la expansión de la cadena, consiguiendo consolidar un concepto de negocio único dentro del ámbito de la restauración. Sus establecimientos integran no uno, sino cinco restaurantes distintos, donde se puede degustar la más variada oferta de platos dentro de la cocina básicamente mediterránea.

La oferta más amplia
¿Complejo? En absoluto. A su favor juegan la experiencia, la profesionalidad y los años de gestión del grupo.
“Nuestros establecimientos no compiten sólo en la restauración lúdica sino también en la funcional, con menús diarios a un precio muy competitivo; el ticket medio no sobrepasa los 12 euros si se trata de elegir algunos de los 110 platos de la carta, si hablamos de menús oscila entre los 8 y los 10 euros. Hablamos de una carta extensa; la más completa del mercado y que se modifica constantemente”, explica Antoni Bachiller. Y es que, si algo caracteriza la evolución de El Racó es la creatividad que derrochan en sus platos; una creatividad aderezada de sentido común y una fuerte gestión, para que sea verdaderamente efectiva. A este proceso contribuye y ha contribuido de forma fundamental, el contar desde sus inicios con una cocina centralizada, donde se preelaboran los distintos platos de la carta, facilitando el trabajo en los establecimientos. “Eso nos ha obligado a definirlo todo desde el principio, desde una vocación estrictamente profesional que nos ha llevado a manualizarlo todo”.    

Pioneros en innovar
Dos décadas después, la cadena de restauración de El Racó relanza su plan de expansión de franquicia. Con nueve restaurantes en marcha -6 franquiciados y tres propios- convertidos en un concepto de éxito, con altos niveles de calidad, ha tenido el tiempo suficiente para acumular experiencia, pulir su gestión y desarrollar todo un proceso de creatividad que le ha permitido consolidarse en el mercado. “Fuimos pioneros en franquiciar porque previamente habíamos conseguido definir todos los aspectos de nuestro negocio y hacerlo desde una vocación estrictamente profesional. Viajamos a Francia, estudiamos su mercado, elaboramos manuales para concretar todos los procesos y, en el año ’89, bajo la sociedad RESTAFRAN, lanzamos nuestra primera expansión en franquicia”, matiza Bachiller.
El objetivo de El Racó es abrir cuatro establecimiento al año, apoyándose en el desarrollo probado de su actividad. 
 “Siempre hemos creado el producto pensando en el desarrollo final, en el cliente y teniendo muy en cuenta que nosotros somos restauradores, no fabricantes”.
Con todo un bagaje de restaurador profesional a sus espaldas y la creatividad como herramienta eficaz, encontramos El Racó.

Qué se necesita

• Local de 250 m²
• Población mínima de 30.000 habitantes
• No es necesario ubicarse en primera línea comercial, pero sí que sea una zona lúdica (cines, teatros, restaurantes...) y/o de oficinas y residencial.

Las claves del éxito

• Cuenta con más de 30 años de historia.
• Son profesionales de la restauración: piensan en el cliente final desde el principio del proceso.
• Ofrecen la mayor gama de productos del mercado: con más de 110 platos distintos es la más completa oferta en franquicia.
• Integran 5 restaurantes en uno. En sus establecimientos, los clientes pueden degustar una variada oferta de ensaladas, pastas, pizzas, carnes y crêpes.
• El precio es muy competitivo. El ticket medio alcanza los 12 euros por persona.

Dónde están las ventajas

1. Servicio de obrador centralizado: que facilita y agiliza el trabajo en el establecimiento, asegurando los estándares de calidad entre locales y prescindiendo de la figura del cocinero.
2. Sistema de gestión informatizado transversal: permite controlar consumo, costes, pedidos… desde la fabricación hasta el punto de venta.
3. Sistema de distribución integral: actúan como distribuidor único del 80% - 90% del producto.

Historia de un éxito
Todo comenzó en Palamós (Girona), hace más de 30 años. Fue entonces cuando Antoni Bachiller abrió las puertas del que sería el primer restaurante El Racó; un establecimiento que rápidamente se caracterizó por su variada y novedosa oferta de platos, compuesta por todo tipo de crêpes y pizzas. El éxito del negocio llegó con las constantes innovaciones de sus responsables, lo que les permitió ser de los primeros en disponer de una cocina centralizada. En 1986, tras la excelente acogida del producto y su buena marcha, El Racó abre su segundo restaurante propio. Tres años después se deciden a embarcarse en la expansión del negocio a través de la fórmula de franquicia. Durante años han ido consolidando su proyecto, puliendo su gestión hasta inaugurar en 2004, las nuevas instalaciones que integran las oficinas y un moderno obrador central, que permite multiplicar la capacidad de producción por cinco.
A raíz de ahí, y con nueve establecimientos en funcionamiento, El Racó relanza este año su expansión.

Por qué se come distinto en El Racó

• No ofrecen productos comunes que se pueden encontrar en cualquier otro local.
• Crean e inventan sus propios platos. Disponen de un departamento de I+D exclusivamente para este cometido.
• Fidelizan a la clientela gracias a una extensa carta que permite comer diferente cada día.