Con 60 tiendas en toda España, la cadena de papelerías Alfil.be ha revolucionado el sector con su modelo de negocio. Josep Maria Turú, su director de Expansión, nos cuenta las claves de esta franquicia.
Una de las claves de vuestro negocio de cara al franquiciado es el acceso a vuestra plataforma logística y a las más de 200.000 referencias. ¿Qué supone esto para el emprendedor?
JM. T.: Al entrar a formar parte de nuestro grupo, el franquiciado se convierte en líder en su zona. Tener en tus manos un estoc que supera los 20 millones de euros en material de papelería con un servicio prácticamente
inmediato, te confiere la capacidad de poder dar respuesta a cualquier demanda. Además, como ese estoc no está en tienda sino en nuestro almacén central, la distribución está subcontratada a los grandes operadores logísticos (no necesita servicio de reparto), los pedidos se preparan directamente en el almacén central (no necesita personal) y nuestros franquiciados, al comprar directamente a nuestro almacén, pueden comprar únicamente las unidades que venden.
¿Qué costes fijos le quedan al franquiciado?
JM. T.: Alquiler, su autónomo y gastos de servicios (luz y poca cosa más). Con 1.000 o 1.500 € de punto muerto el franquiciado abre una tienda.
¿En qué se diferencia Alfil.be de otras cadenas de papelería?
JM. T.: En nuestra mentalidad empresarial. Somos un grupo de profesionales que provenimos de todos los sectores y que hemos aplicado el sentido común y la experiencia para dar salida a uno de los sectores más tradicionales de nuestra economía. Por una parte, aplicando el pragmatismo, lo que nos ha permitido ver que el sector no había dejado de ser rentable solo por la situación económica compleja, sino por una disfunción entre oferta y demanda. Me explico. Los compradores del siglo XXI adquieren las unidades que necesitan para su consumo, mientras que los grandes fabricantes de papelería continúan exigiendo mínimos de compra debido a su dependencia tecnológica. Entender este problema y darle solución mediante un almacén
logístico intermedio fue el primer paso. El segundo, subcontratar tantos elementos de la cadena de distribución como fuera posible para rebajar los costes estructurales. Esto nos ha permitido que, con un equipo de siete personas en central, podamos dar respuesta a un grupo de más de 60 franquiciados, y lo más
importante, trasladar esta mentalidad empresarial a nuestros emprendedores para conseguir tiendas rentables, preocupadas no por los costes estructurales fijos, sino por vender y ofrecer el mejor servicio a sus clientes.
¿Qué balance haces de 2014 y qué previsión tenéis para este año?
JM. T.: 2014 ha sido espectacular. 25 aperturas en toda España que nos han afianzado como una de las empresas de nuestro sector con más crecimiento en el último año, y además, y lo más importante para nosotros, ha afianzado nuestro modelo de negocio como solución indiscutible para cualquier persona que desee emprender. En 2015, queremos llegar a las 400 tiendas en toda la península. Para ello vamos a desplegar una gran campaña mediática para fortalecer nuestra ya meteórica expansión.
¿Cómo son las tiendas de Alfil.be?
JM. T.: Tienen una imagen muy cuidada, moderna y atractiva. El montaje es ultrarrápido: si la obra civil está hecha, en un día la dejamos lista para arrancar. Tienen que estar ubicadas en zonas de muchísimo paso, delante de farmacias, paradas de autobús, metro… Lugares muy concurridos. Necesitamos unos 60 m2 con alquileres que pueden llegar hasta los 1.200–1.400€ si el paso por puerta es tremendamente elevado.
¿Qué perfil de franquiciado buscáis?
JM. T.: Cualquier persona que quiera dar un impulso económico a su economía particular de una forma consolidada, es decir, invirtiendo en uno de los sectores más tradicionales que existen en nuestro país y, sin duda, con un futuro larguísimo. Puede ser emprendedor o inversor. Con los 16.000 € de la inversión inicial, nuestro franquiciado puede desarrollar tres opciones: únicamente la tienda; la tienda y las manualidades; o la
tienda, las manualidades y toda una red exterior sin límites ni de comerciales ni de zona donde vender. Dependiendo de los recursos que cada franquiciado utilice, la dimensión del negocio puede ser más humilde o bien tratarse de una gran organización empresarial.