Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquiciadores, nos da su opinión acerca de la situación de la franquicia en España.
Llevábamos años queriendo comunicar esta noticia: el sistema de franquicias retorna a las cifras de crecimiento anteriores al inicio de la recesión y se va alejando definitivamente de la crisis. Hoy ya lo podemos decir, y a las estadísticas de nuestro último informe “La Franquicia en España 2015” nos remitimos.
El hecho de que el número de redes que integran este modelo de negocio se haya incrementado en un 10,3%; el de establecimientos operativos en un 8%; el de empleos generados en un 2,8%, y la facturación en un 0,5%, demuestra que por fin se ha crecido en todas las variables, y la lectura que se puede sacar de estos porcentajes es que la franquicia ha salido reforzada de la crisis, ha sabido hacerla frente con dinamismo e innovación constantes y ahora afronta el futuro con optimismo y con perspectivas positivas.
Y más si tenemos en cuenta que está empezando a fluir el crédito nuevamente de una manera lenta, pero progresiva. Los bancos vuelven a hacer su trabajo, y esta es otra importante noticia para un sistema como el nuestro, basado en la expansión de las redes, que en la mayoría de las ocasiones necesita de financiación a la hora de abrir negocios en régimen de franquicia. Es cierto que en plena crisis ha habido alguna excepción en la concesión de créditos, como Banco Sabadell −cuya implicación con el mundo de la franquicia ha sido y sigue siendo evidente−, y que en la actualidad hay otras entidades bancarias también asociadas a la AEF, como Cajamar, CaixaBank y Banco Santander, que se suman a esta tarea de “abrir el grifo”, en un contexto económico más favorable.
Por tanto, después de haber pasado unos años difíciles, en los que algunas enseñas e incluso sectores han echado el cierre y el mercado ha realizado una selección natural en todas las actividades, llega el momento de recoger todo lo que se ha sembrado a base de trabajo, esfuerzo, constancia y unión, para dar paso a un horizonte más despejado, en el que habrá que seguir trabajando duro para consolidar lo conseguido y continuar avanzando en esta buena dirección.