Son muchos los emprendedores que, una vez abierto su primer centro Jean Louis David, han decidido seguir invirtiendo en la marca de peluquería, abriendo más franquicias. Elisabeth Romero es la perfecta muestra de este perfil de franquiciado que crece con JLD abriendo varios salones.
Elisabeth tiene 32 años y desde los 21 está dentro del universo Jean Louis David. Primero como trabajadora en varios salones de la marca y después como franquiciada. “Abrí mi primer salón en 2008, con 25 años. Conocía muy bien la marca y cómo se trabajaba en ella”, recuerda Elisabeth. Y así, esta joven emprendedora se asoció con su hermana y su padre para convertirse en su propia jefa, al mando de su salón de peluquería JLD en Barcelona.
En 2014 abrió su segunda franquicia y actualmente no descarta abrir una tercera cuando consolide este segundo centro. Confianza en un negocio que le da resultados. “11 de mis 32 años los he pasado con la marca Jean Louis David y volvería sin ninguna duda a repetir la experiencia”, destaca.
Apoyo integral
¿Qué reciben los franquiciados en JLD para estar tan contentos con la marca? Elisabeth nos lo cuenta: “Los salones JLD cubren mis necesidades: buenas ubicaciones, los mejores productos del mercado, apoyo técnico, cobertura profesional, las últimas novedades en el sector… Recibimos apoyo del equipo de la Central en todo momento, desde el principio, tanto en la búsqueda de los mejores locales por ubicación, como en el conocimiento de la marca, formación, gama de productos e incluso un plan de financiación”, destaca. “No hay que olvidar que es una marca
reconocida a nivel mundial, frecuentada a diario por innumerables consumidores, sin ni siquiera necesidad de diseñar una estrategia para ello. Es una de las primeras marcas a nivel urbano y moderno y a lo largo de algo más de 20 años en nuestro país ha conseguido consolidar más de 100 salones con éxito. Jean Louis David es diferente, es otro universo”.
Elisabeth gestiona sus dos salones junto con su socia y hermana. “Somos como dos miembros más del equipo, que cuenta con tres encargadas, siete estilistas y cuatro autónomos (para los servicios de depilación láser, micropigmentación, manicura y masajes). Estamos en los salones desde su apertura hasta el cierre y, además de la atención al público, nos repartimos las tareas de gestión y administración de la empresa”, detalla. “Nos gustan los retos y los desafíos, que acometemos con autodisciplina y trabajo duro. Es nuestra clave del éxito”.