Omnigames ha revolucionado el sector de las salas de internet con una oferta temática, de vanguardia y rentable que se sale de lo que existe en la actualidad.
El poder del ocio
Comenzaron con una sala de prueba en Sevilla en el año 2000 y ya cuentan con 15 centros abiertos distribuídos por toda Andalucía. Omnigames ha revolucionado el sector de las salas de internet con una oferta temática, de vanguardia y rentable que se sale de lo que existe en la actualidad.
Adictos al ocio y las nuevas tecnologías y conscientes del potencial que encierra este ámbito de negocio, José Francisco Domínguez y su socio apostaron hace dos años por embarcarse en un proyecto cargado de innovación y con mucho futuro: la creación de cibersalas temáticas on-line. Desde el principio, ambos emprendedores se decidieron a plantear su concepto de negocio con bastante originalidad, desmarcándose un poco de lo que ya existía en el mercado. Su apuesta era clara: entretenimiento pero bajo un prisma más vanguardista y personal. "Unimos la tecnología y las ideas en busca de temáticas diferentes, que se salieran de lo ya establecido. Queríamos llevar la diversión y el entretenimiento a todas partes, pero ofreciendo una aventura diferente para cada persona, así fue como se nos ocurrió la idea de crear Omnigames", apunta José Francisco Domínguez. Pero lo que consiguieron, sobre todo, fue popularizar un nuevo concepto de cibersalas on-line: las temáticas, a través de tres líneas diferentes: 'Katsura', 'Pórtico' y el acceso a la red 'Nlaze'.
Tres líneas de negocio
"Nosotros nos encargamos de montar estos tres tipos de centros, con lo último en tecnologías, la decoración y todas las herramientas y sistemas que necesiten para su funcionamiento, pero, lo hacemos, sobre todo, teniendo en cuenta las necesidades de cada asociado. Lo que él quiere, le gusta o es rentable en su zona. Por eso desarrollamos tres tipos de negocio diferentes", señala Domínguez. ¿Pero en qué se diferencian del resto de enseñas? Cómo salas on-line que son, todas cumplen unos requisitos básicos. Es decir, los servicios que todo cliente busca en estos centros: conexión a Internet, juegos en red, webcams, servicios de escritorio, etc, a raíz de ahí, todo va a más. "En nuestros centros utilizamos única y exclusivamente tecnología punta, de vanguardia. Para ello, nos apoyamos en empresas punteras en el ámbito de las tecnologías de la información, en creatividad y diseño", señala Domínguez. El resultado son dos tipos de salas bien distintas entre sí, que ofrecen todo en entretenimiento pero sobre todo que han sabido ganarse al público joven interesara un segmento de población mucho más amplio.
Cómo funciona una cibersala
"El 90% de los clientes que acuden a nuestros centros tienen entre 15 y 25 años. Es un segmento de población vital para nuestro negocio, por eso es muy importante la ubicación de los centros, el trato que se le da al público y la calidad de los servicios que se les ofrece", matiza Domínguez. Precisamente, para canalizar a los consumidores de estos servicios, Omnigames creo dos tipos de salas bien distintas: los centros de juegos en red 'Katsura', que permiten competir simultáneamente a un nutrido grupo de jugadores y en escenarios diferentes con las tecnologías más avanzadas, y las cibersalas temáticas 'Pórtico', que se han convertido en un lugar de encuentro para navegar, chatear y jugar en un ambiente recreado en el antiguo Egipto.
Ventajas para los asociados
Con todo este despliegue y conocimiento del sector, Omnigames apostó por ofrecer la posibilidad de implantar Internet directamente a la empresas dirigidas al cliente final. El servicio se desarrolló a través de del sistema 'Nlaze', que facilitaba a estos empresarios el combinar su actividad con las posibilidades que les ofrece Internet. "Esto viene determinado por el poer de la generación 'digital' que incorpora las nuevas tecnologías a la diversión, als relaciones y el modo de vida. Desde Omnigames, lo que hacemos es ofrecer la mejor opción 'Nlaze' para cada negocio", puntualiza Domínguez.
A diferencia de otras cadenas, Om
Redacción Marzo 2003