Tarjeta de crédito en mano y desdeñando los avisos de crisis de la economía, los estadounidenses se han volcado en las compras navideñas.
Pero no todas las tiendas han aprovechado la fiebre consumista. La peor parada fue GAP. Sus ventas cayeron un 8% cimentando una cuesta abajo de largo recorrido. La cadena ha pedido a Goldman Sachs que explore alternativas de futuro, incluida su venta.
Antes de que llegara Santa Claus GAP ofrecía jerséis de 45 dólares rebajados a 19,99. Pese a las tempranas rebajas, apenas hubo colas en las cajas de los centros de esta marca en Nueva York y la escena ha sido similar en otras ciudades.
El problema que GAP ya lleva años arrastrando es que la frescura con la que llegó al mercado joven a principio de los setenta ha sido copiado y mejorado por otras cadenas como Abercrombie & Fitch, American Apparel, American Eagle. Todas ellas se han centrado en un nicho de una determinada edad. Mientras, GAP, que desde que empezó su andadura fue la tienda de los quinceañeros y universitarios, ha ido diluyendo su enfoque, perdiendo su nicho y cambiando frecuentemente de diseñadores. Su filial de bajo coste, Old Navy, está bajo la presión de grandes cadenas de descuento. Su filial de alta gama, Banana Republic, tiene mejores ventas, pero su participación en la facturación total es del 14%.
La mala y crucial campaña navideña ha forzado al consejero delegado, Paul Pressler, a rebajar las previsiones de beneficios por tercera vez en los últimos cinco meses y buscar alternativas. Goldman Sachs está estudiándolas y podría presentarlas en un mes. Una de las posibilidades es que la cadena, con 3.200 tiendas, se venda a una empresa de capital riesgo.
Estas empresas de inversión han estado muy activas en el sector de la venta al por menor. Toys R Us, Neiman Marcus y J. Crew, han sido adquiridas por el capital riesgo. El hecho de que tenga pocos activos que revender (esencialmente GAP carece de una cartera inmobiliaria) y una gran red de ventas resta atractivo a la operación, lo que ayer pesó en las acciones.