¿Cuál es la mejor manera de exponer un producto? La relación entre el producto, el cliente y su posición en el establecimiento no es algo fortuito sino producto de un trabajo de observación. La exposición a la luz, el juego de tonos, los expositores utilizados... todo responde a un mismo fin, que el producto case con el establecimiento.
A la hora de exponer un producto en un establecimiento, la identidad que se quiera transmitir es determinante para desarrollar un tipo u otro de entorno decorativo. Se busca que se ajuste a las características del local. La decoración tiene el papel de aumentar y calibrar el valor de un artículo o de un conjunto de ellos. Para conseguirlo hay que tener muy claro varios aspectos. El principal: cuánta cantidad se quiere exponer ya que el resultado final y la elección de los materiales adecuados dependen del valor que se le quiere otorgar a un producto. No es lo mismo exponer un sólo artículo de lujo, que sea el centro de atención, a exponer un gran surtido de productos en pocos metros cuadrados y que actúen como elementos decorativos en sí. En este caso, el mobiliario pierde fuerza.
Cuando lo que importa es la cantidad de producto
Para los artículos en los que se busca una exposición masiva en un espacio concreto, el mueble adquiere una función técnica como expositor una gran cantidad de productos. Cede su protagonismo a los productos en sí para que destaquen. Para esta opción la fórmula idónea son elementos decorativos producidos industrialmente como son las estructuras y accesorios: ganchos..., destinados a la exposición de productos muy distintos entre sí. en paredes y/u ocupando el menor espacio posible. Idóneo para todo lo que tenga que ver con pequeñas piezas, algunos complementos, prendas de vestir, accesorios, complementos, bisutería...
- Iluminación: La solución técnica sería una iluminación que abarque una gran superficie y donde se exalten los colores de las exposiciones que se están utilizando. Puede hacerse a través de alógenos, que no alteran el color original de los productos expuestos.
- Colores: Como medida general, los colores del entorno de este tipo de exposición tienen que perder protagonismo en favor del producto. Así que lo práctico es emplear tonalidades que sirvan de conjunto, especialmente en los establecimientos que exponen productos de una gama bastante similar, y que compaginen con la familia de productos.
Las tiendas tradicionales de alimentación o los establecimientos con una gran variedad de accesorios son un ejemplo extremo del tipo de establecimiento en el que apenas se ve el mobiliario, sólo el producto a vender.
Para productos de alta gama
Como los artículos de joyería de alta gama, la venta de prendas exclusivas o de accesorios especiales: relojes de marca, joyas, bolsos exclusivos, monturas de gafas, accesorios de lujo; es decir, elementos que saltan a la vista del consumidor. Aquí trabaja el expositor como pieza fundamental, suelen preferirse pedestales que impiden psicológicamente el acceso al producto pero permiten disfrutar del mismo. La relación con el producto es menos directa; sucede sobre todo en locales mixtos entre bisutería y joyería. En este caso se apuesta por la utilización de elementos decorativos que comunican como los nichos y/o pedestales, que permiten destacar el producto al máximo y materiales nobles como maderas, piedras, metales brillantes que simulan ser macizos.
- Iluminación: La fibra óptica es una de las mejores soluciones en este caso. Al ser un sistema de iluminación característico de salas de exposición culturales se relaciona directamente con distancia y disfrute del producto que se muestra. El valor que encierra en sí este tipo de iluminación se traslada al artículo que se quiere destacar. Todo esto determina la estrecha relación que existe entre producto y decoración, como dos elementos complementarios y de necesario entendimiento cuando lo que se quire es otorgarle un entorno adecuado.