El Corte Inglés volvió en el último ejercicio a poner a prueba su capacidad de resistencia y adaptación a la recesión económica, que ha pasado factura al sector del comercio minorista con una caída consecutiva de las ventas en el último trienio.
En 2010, el grupo de grandes almacenes volvió a apostar por las recetas ensayadas en los dos años anteriores: ofrecer apoyo financiero a sus clientes y promociones imaginativas, lo que ha supuesto contener los márgenes y sacrificar parte de la rentabilidad.
“Hemos seguido demostrando flexibilidad y capacidad de adaptación a las nuevas necesidades del consumidor, con una propuesta comercial innovadora, una política de precios ajustada, lanzamiento de promociones y ventajosas condiciones de financiación”, subrayó ayer Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, ante sus accionistas.
De esta forma, el grupo mantuvo su cifra de negocio en 16.413,42 millones (0,3% más), cifra que le sitúa como el primer grupo de distribución nacional, por delante de Mercadona e Inditex. En un contexto de caída de las ventas del comercio, la compañía aumentó ligeramente su cuota de mercado.
El beneficio bruto de explotación (ebitda) retrocedió un 4,6%, hasta 1.017,6 millones; en tanto que el beneficio atribuido cayó un 13,6%, hasta 319,3 millones, un retroceso superior a 2009, cuando moderó su caída al 3,2% gracias a una contención récord de costes (257 millones).