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Liderar un equipo, atraer el talento, mantener a los profesionales…

Franquicias... ¡Nos toca crear equipo!

L. M.

'Detrás de las ideas siempre hay un equipo perfectamente organizado y motivado para mejorar continuamente y eso es lo más difícil de copiar”. Esta declaración de Francisco Martín Frías, Presidente y Fundador de MRW, está extraída del libro La Nueva Gestión del Talento, de Pilar Jericó (Pearson). Nosotros vamos a averiguar más...

 

Un libro que recoge experiencias como las de MRW, entre otras, y que guía sobre la gestión del talento, la motivación de los equipos, la creación de valor en las empresas. Y es que, según la autora, Pilar Jericó, si una cosa tenemos que tener clara es que el talento es un valor estratégico en las empresas y la creación de un equipo motivado, comprometido con la empresa, es un seguro para obtener resultados. Ahora, el paradigma empresarial se centra en las personas.
 

La Era del Talento
Pilar Jericó, autora de este libro y asesora de empresas, experta en desarrollo del liderazgo y comportamiento organizativo, habla de la Era del Talento. Una de las claves para lograr el éxito en una empresa es conseguir profesionales con talento, profesionales comprometidos que ponen en práctica sus capacidades para obtener resultados superiores en un entorno y organización determinados. Porque todos tenemos talento, pero no tenemos talento para todo. Hay que saber explotarlo. Hay quien tiene talento directivo, o comercial o técnico… Un buen líder sabrá explotar aquello en lo que somos buenos, descubrirlo y maximizarlo para lograr los mejores resultados. Un buen líder debe saber reconocer las fortalezas individuales de su equipo, llevarlas hasta su máximo y guiarlas conjuntamente para que se sientan todos partícipes de la decisión. Motivación más plenitud igual a rendimiento…
 

Adiós al jefe autocrático
Más allá de la capacidad de dirigir a las personas para que produzcan más, hoy entendemos el liderazgo como la comprensión de todas las facetas del ser humano. Hay que atraer el talento, hay que contar con profesionales calificados para su labor pero ante todo, un líder debe ponerse al servicio de todas las dimensiones vitales del empleado para lograr una motivación plena. Francisco Misiego, coordinador en la Escuela Europea de Negocios (EEN) de Prospectiva y Neurociencia aplicadas al mundo de los negocios, afirma que la posición del jefe autocrático de ‘ordeno y mando’ va cambiando con el paso de los años a favor de un líder gestor de personas.
 

El trabajador como fin
El trabajador debe ser tratado como fin en sí mismo y no como un medio para lograr objetivos. Para evitar en el trabajo el síndrome de la empresa enferma, en la que todos los empleados miran con desconfianza, incertidumbre y miedo el futuro laboral, Misiego aconsejo ser comprensivo con el equipo y tratarle más como un equipo de personas que como un medio para obtener beneficios.
El líder debe reconocer la complejidad de las circunstancias que le rodean, alentar a su equipo para que éste progrese, debe encargarse de reflexionar, proponer y enseñar a los distintos departamentos y no olvidarse de que la interactividad con ellos, es lo más importante. La comunicación es un pilar básico en la consecución de estos objetivos.
 

Numerosos empresarios lo confirman. El publicista Luis Bassat o Francisco Martín Frías, de MRW, dos grandes de la empresa a los que hemos entrevistado recientemente, coincidían en resaltarnos este punto: lo más importante para conseguir el éxito es contar con un equipo que esté a gusto. El trato personal con el equipo, la cercanía, la interacción, la comunicación con todos ellos es un aspecto básico para crear el sentimiento de equipo, que es lo que al final ayuda a conseguir beneficios y objetivos. Luis Bassat nos contaba, de hecho, que al seleccionar a su personal, primaba más las cualidades humanas que los conocimientos profesionales (al final, estos acaban por aprenderse, nos decía).
Según se afirma en el libro La Nueva Gestión del Talento,  un análisis de la Organización Gallup (conocida en el mundo entero por sus encuestas políticas) a más de 2.500 unidades y departamentos, se concluye que las unidades y departamentos con mejor ambiente de trabajo y satisfacción de los empleados registraban mayor productividad, rentabilidad, retención y satisfacción de clientes. Y es que cuanto más satisfechas y comprometidas están las personas en la empresa, mejor realizan su trabajo y existen menos posibilidades de que cambien de compañía. Las empresas que orientan su cultura a clientes, accionistas y empleados obtienen un mayor crecimiento a largo plazo.
 

Conseguir el compromiso
En el libro de Pilar Jericó, se recoge una afirmación de Tomás Pereda, director de Recursos Humanos de Hertz, en la que dice que “no se trata de conseguir que la gente haga lo que debe hacer, sino conseguir que la gente quiera hacer lo que debe hacer”. Y ello se consigue con el compromiso. Hay que generar un entorno en donde se construya el compromiso, que es el pilar de la gestión del talento y lo más difícil de conseguir. Pero un profesional no se compromete por sí solo, sino que dependerá de lo que haga la organización. ¿Pero qué es lo que hace que la gente esté comprometida con su trabajo y con su empresa? En La Nueva Gestión del Talento, se agrupan en tres: Retribución y status; aprendizaje y desarrollo profesional; y relación con el jefe y los compañeros. Y es que no todo es el salario. “Si alguien sólo se compromete por el sueldo, se comportará como un mercenario que cambia de compañía conforme al talón que le ofrezcan. Sin embargo, si otra persona se motiva por la cultura de la empresa, el ambiente de trabajo, la calidad de vida… se lo pensará dos veces si la  competencia le hace otra oferta”, detalla Pilar Jericó en su libro. Las emociones son importantísimas.
 

Huir del miedo
El miedo es un enemigo en los equipos de trabajo. Si se busca que las personas den lo mejor de sí mismas, se han de desterrar las fórmulas de gestión tradicional basadas en el miedo. Si no te fías de tu jefe, si piensas que no va a apoyarte en los momentos complicados o que no va hacer nada, esto genera miedo. Y el miedo creará una retracción, una disminución de la creatividad y hará que hagamos menos cosas.