Durante décadas, el sector inmobiliario fue percibido como un entorno reservado solo para profesionales con formación jurídica, grandes recursos económicos y estructuras complejas. Entrar en él no solo requería una inversión elevada, sino también un conocimiento técnico que dejaba fuera a muchos perfiles con gran potencial comercial o visión empresarial.
Pero hoy, eso ha cambiado. Y eso es una gran noticia.