Miles de tractores colapsan las carreteras y ciudades europeas, sus protestas distorsionan la vida diaria de las ciudades de Europa, aunque son bien recibidas por los ciudadanos que, en general, apoyan sus reclamaciones. Una de sus reivindicaciones es el limitar el impacto económico que tienen las medidas de reducción y compensación de emisiones de gases efecto invernadero sobre los agricultores y ganaderos europeos.
En los próximos años, la agricultura tendrá que adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes que son evidentes como resultado del aumento de la concentración de CO₂ en nuestra atmósfera.
La agricultura europea supone más del 10% de las emisiones de CO₂ de toda Europa solo por lo que suponen los usos propios de los cultivos agrícolas. Sin contar el consumo de combustibles, fertilizantes minerales, piensos importados ni el consumo de energía.
La protección política a la reducción y a la compensación de las emisiones de CO₂
La Unión Europea ha adquirido un compromiso político al más alto nivel de decisión con la lucha contra el cambio climático, en una estrategia denominada Corporate Sustainability Reporting Directive o CSRD que vinculará al 100% de la sociedad y de las empresas europeas. En pocos años, el fallo en el cumplimiento a la hora de reportar información sobre sostenibilidad de las empresas llevará aparejado fuertes sanciones.
Hoy en día, productores y empresas de toda Europa asumen costes por la compensación de sus emisiones mediante la compra de bonos de carbono en los mercados voluntarios internacionales o, en menor medida, en los regulados. La política financiera de la estrategia EU Green Deal cuenta con un presupuesto de 500.000 millones de € de 2021-2030. Todas las empresas europeas tendrán que alinear sus objetivos con una Estrategia de Cero emisiones Netas en el 2050 y contribuir a la descarbonización de la economía.
Ser capaces de generar créditos o bonos de CO₂ será una clave estratégica en la economía europea. Por el momento, los modos más relevantes de «crear» bonos de carbono de nuestras tierras son:
- La reforestación de montes dañados por desastres naturales.
- La aplicación de un criterio de adicionalidad de nuevos árboles a montes antiguos.
- El cambio de uso de explotaciones a suelos forestales.
Sin embargo, la consideración por las organizaciones internacionales de la gran capacidad de almacenamiento de CO₂ de los suelos cultivables sería tan relevante como cierta para la adaptación al cambio climático y la limitación del calentamiento global y su aceptación plena por el campo europeo. La palabra clave es el secuestro de carbono.
Efectivamente, los suelos de cultivo y las explotaciones ganaderas son, por sí mismas, importantes sumideros de carbono. No obstante, aún está en estudio por la Unión Europea la inclusión de estos suelos como generadores de bonos. Los suelos utilizados en la agricultura son básicamente adecuados para almacenar grandes cantidades de CO₂. La cantidad almacenada depende en gran medida del contenido de humus, que es particularmente alto en praderas y pastos, incluso más alto que en los suelos de los bosques.
Estudios a largo plazo han demostrado que las granjas orgánicas con un balance del humus positivo, es decir, aquellas que logran acumular humus, son capaces de operar con CO₂-neutral. Los suelos en Alemania hoy en día ya almacenan once veces más carbono que todas las emisiones del país de CO₂ en 2016. Según los científicos del Instituto Thuenen de Braunschweig, un uso más sostenible de las tierras y los cultivos puede tener enormes repercusiones en la adaptación al clima.
Pero, por el momento, hasta que la lucha del sector agrícola y ganadero obtiene los frutos esperados, múltiples explotaciones y productores sufren las consecuencias en sus costes de la compensación de emisiones de CO₂.
En Recoletos & SPASEI somos partidarios de planificar las estrategias de largo plazo necesarias para evitar costes y dotar de valores añadidos a nuestras explotaciones y productos que mejoren nuestra competitividad en los mercados y consigamos reducciones significativas en los costes de producción, donde las emisiones ya hoy juegan un papel relevante.
Recoletos ha diseñado una ruta estratégica para las explotaciones agrícolas y ganaderas pequeñas, medianas y grandes. Mientras esperamos para que la Unión Europea considere que nuestras tierras, nuestras explotaciones, son también importantes sumideros naturales de CO₂, diseñamos un plan a medida de cada explotación agrícola o ganadera. Partimos de la medición y de la certificación de sus emisiones de CO₂ de sus productos o de la explotación.
Como cualquier otro tipo de empresa, partimos de la elaboración de un plan de reducción de emisiones junto a la adquisición de bonos de carbono en un proceso de compensación diseñado expresamente para cada explotación. Esos créditos, inicialmente, se consiguen en el mercado regulado o en el voluntario de bonos. Aunque también somos partidarios de diseñar paulatinamente un plan de apoyo directo a proyectos de generación de créditos propios. En esto, contamos en Recoletos con un equipo propio de profesionales de:
- Medición
- Certificación
- Reforestación
- Comunicación
No olvidamos nunca que contarlo y darle visibilidad aporta un valor añadido gigante a la marca importante en todos los sectores y, en especial, en el primario, donde la seguridad y la confianza del consumidor son fundamentales.
Recoletos Consultores pone a disposición de sus delegaciones la posibilidad de medir y registrar la huella de Carbono, así como diseñar los planes de reducción y compensación. Estamos en condiciones de abordar la compra de los bonos de carbono necesarios para la compensación de cualquier empresa de acuerdo con los más importantes agentes registrados oficialmente en el Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.