El CO₂ es vida. Al respirar, lo exhalamos, estamos vivos. En general, no es un gas tóxico para las personas. Aunque todos coincidimos en que, junto con otros gases más desconocidos, el CO₂ es el culpable del calentamiento global, de riadas y sequías. Es una de las razones de nuestras desdichas como civilización. La concentración de gases efecto invernadero, tan nociva, bate récords todos los años.
Son ya un par de décadas desde la primera adopción de medidas contra la emisión de gases y CO₂, contra el cambio climático. Ya son muchas cumbres del clima desde Río y París. Hoy sí es evidente una preocupación creciente por la reducción de emisiones de CO₂, especialmente en las ciudades. La quema de carbón para producir electricidad o calor y el transporte son las principales fuentes de este contaminante. El CO₂ no es un problema de salud respiratoria, sí que lo es de salud planetaria.
El proceso de respiración de los animales, entre quienes nos encontramos, implica que inhalamos oxígeno molecular (O2) y exhalamos CO₂. En realidad, se da en todos los organismos aerobios, los que viven con oxígeno. Las plantas hacen lo contrario, pues necesitan CO₂, luz y sales para fabricar su alimento. Por eso se dice que los árboles son excelentes capturadores de carbono.
El exceso de carbono a través de sus cifras
En este decenio, el observatorio mundial de concentración de gases en Mauna Loa ha certificado que nos acercamos a las 425 ppm (partes de carbono por millón). Hasta la era industrial (siglo XIX), unos 200 años atrás, no se superaban las 280 ppm como 10.000 años antes. Lo que nunca se había superado en 10.000 años, nuestra civilización industrial lo ha hecho más del 100% en apenas 200 años.
A nivel global, el porcentaje de las emisiones de carbono de origen humano se encuentra escasamente diversificado:
- La mitad del CO₂ de origen humano procede de la quema de combustibles para producir electricidad.
- Le sigue la quema de carburantes para el transporte (20%), sobre todo aviones y automóviles.
- Por último, y no menos importante, los procesos de la industria suponen un 19% de las emisiones.
En España, el peso del transporte es más importante: más de un 35%.
A lo largo de los últimos 200 años, los países industrializados han encabezado las emisiones de CO₂. Las fábricas del Reino Unido, primero, y el sector secundario y del transporte de EE.UU., después, han marcado el pulso mundial hasta la irrupción de China en el tablero. La quema de combustible para la producción de energía en este país bate todos los récords:
- El 28% de todas las emisiones de este origen vienen de China.
- Le siguen los Estados Unidos con un 15%.
- La Unión Europea no se queda atrás con su 10%.
- No podemos olvidar a India, que con un 6% completa este ranking.
El problema es que una vez se libera CO₂, el proceso contaminante se retroalimenta. La temperatura sube y los mares se acidifican, liberándose más CO₂. Por eso, el Acuerdo de París es claro: hay que dejar las emisiones a cero antes de que acabe el siglo (los modelos matemáticos dicen que no llegaremos a eso hasta 2150).
Dicho de otro modo: hay que cambiar el modelo productivo global. Y eso no es precisamente fácil. Estados Unidos, que se disputa con China encabezar el escalafón contaminante, directamente no quiere saber nada de ello, saliéndose de tal acuerdo.
¿Qué puedo hacer?
La Unión Europea ha adquirido un compromiso político al más alto nivel de decisión, con la lucha contra el cambio climático, en una estrategia denominada Corporate Sustainability Reporting Directive o CSRD que vinculará al 100% de la sociedad y de las empresas europeas. En pocos años, el fallo en el cumplimiento a la hora de reportar información sobre sostenibilidad de las empresas llevará aparejado fuertes sanciones.
Hoy en día, productores y empresas de toda Europa asumen costes por la compensación de sus emisiones mediante la compra de bonos de carbono en los mercados voluntarios internacionales o, en menor medida, en los regulados. La política financiera de la estrategia EU Green Deal cuenta con un presupuesto de 500.000 millones de € de 2021-2030. Todas las empresas europeas tendrán que alinear sus objetivos con una Estrategia de Cero emisiones Netas en el 2050 y contribuir a la descarbonización de la economía.
Ser capaces de generar créditos o bonos de CO₂ será una clave estratégica en la economía europea.
Como persona individual quizás no se vea claramente lo que puedes hacer. Sin embargo, como empresa europea está muy claro. Las empresas afectadas directamente hoy en Europa son cerca de 50.000. Todas ellas van a tener que pedir criterios CSRD a toda su red de proveedores. Estos, a corto plazo, tendrán que seguir esos requerimientos, aunque no sean directamente afectadas por la directiva, pero sí indirectamente si trabajas como proveedor de empresas afectadas. Además, estas acciones tienen un efecto muy positivo sobre tu marca y podrás rápidamente diferenciarte de tu competencia.
Medir, plan para reducir, compensar y comunicar son los pasos que os proponemos desde Recoletos Consultores. Pasos sencillos y muy desconocidos, pero que ya forman parte del elenco de obligaciones que, ya sea por norma o por necesidad de mercado, tenemos en un escenario futuro ya muy cercano.
Acerca de Recoletos Consultores:
Recoletos Consultores es una empresa líder en la creación y desarrollo de corredurías de seguros y departamentos de gestión de riesgos. Ofreciendo soporte operativo, técnico y jurídico, se posiciona como un aliado estratégico en el desarrollo empresarial.
La gestión global de riesgos empresariales no es solo una necesidad, sino una ventaja competitiva. Implementar estas estrategias permitirá a los empresarios no solo proteger sus activos, sino también maximizar sus oportunidades de crecimiento.