"Siempre he querido tener mi propio centro. Habiendo trabajado para Templo del Masaje como empleada, tuve la ocasión de independizarme. Quise seguir la filosofía y el método del Templo del Masaje así como las múltiples ventajas que ofrecen tanto al cliente como al franquiciado. Ya conocía el éxito de la empresa y quería formar parte de ella", señala Sandra Guiñales, franquiciada de El Templo del Masaje.
"Tengo la libertad de llevar a mi equipo y marco mis objetivos. Con esa base, tengo la ayuda necesaria para llegar hasta donde quiera. Ponemos en común las ideas con el franquiciador y por lo general se llevan a cabo con gran éxito. Es la ventaja de ser empresario pero con la seguridad de contar con alguien que te asesora y te empuja más alto". afirma.
"Los comienzos fueron duros, pero en muy poco tiempo el negocio empezó a estabilizarse, incluso más rápido que las previsiones que todos teníamos.
Sobre todo destacar el apoyo que me dan y la tranquilidad de saber que siempre están ahí para cualquier cosa que necesite. Desde el principio se han volcado en ayudarme a sacar adelante el negocio y me han aportado su experiencia en aquellas áreas que ni hubiera imaginado que existían", finaliza.