El diseñador, está decidido a que su exclusiva firma llegue a todo el mundo, más allá de las pasarelas.
Para ello, ha vendido varias de sus colecciones y marcas al empresario estadounidense Tommy Hilfiger, que será su plataforma para llegar al gran público. Ambas compañías anunciaron ayer la operación, de la que no se ofrecieron detalles económicos y que se completará en los próximos 30 días.
El acuerdo -que no afectará a los contratos que Lagerfeld tiene con Chanel y Fendi- incluye la compra de la línea Lagerfeld Gallery, una colección de prêt-à -porter de lujo, una colección bajo licencia de moda masculina y femenina y accesorios; y dos establecimientos de su propiedad, uno en París y otro en Mónaco. Lagerfeld ha firmado un contrato en el que se compromete a seguir diseñando y ejerciendo la dirección creativa para estas marcas en el largo plazo. El objetivo principal del modisto de origen alemán es ampliar su negocio, para lo que buscaba una compañía global con «la infraestructura y recursos necesarios» para saltar las barreras que le impedían hasta ahora conquistar nuevos territorios.
Así, Lagerfeld -cuyo principal mercado se reducía a ciertos países europeos y asiáticos- se serviría de la fuerte implantación que Hilfiger tiene en Estados Unidos, donde está presente en todos los grandes almacenes, y que en los últimos tiempos quiere expandir, con una fuerte campaña, a otros países, sobre todo de Europa. Desde la compañía estadounidense se mostraron encantados con el acuerdo y seguros de su éxito económico, al calificar a Lagerfeld como uno de los diseñadores «más exitosos y visibles».
Esta reputación, junto a su red de distribución y su experiencia, harán el resto.