Flormar es una cadena especializada en la venta de productos cosméticos, de belleza y perfumería. Repasamos su éxito de manos de uno de sus franquiciados, Ruperto Martín, que en solo dos años ya ha abierto seis tiendas Flormar en las Islas Canarias.
Ruperto Martín buscaba un negocio moderno y atractivo, con buen posicionamiento en el mercado, una inversión reducida, un rápido retorno de la inversión y un riesgo limitado. Y con estas características, encontró la franquicia Flormar, cadena de tiendas de productos de cosmética que cuenta ya con una red de 300 establecimientos en todo el mundo. “Además, buscaba que fuera un fabricante importante, presente en España con una filial directa, no un simple distribuidor o importador, para podernos apoyar en una estructura local existente y estar seguros en el largo plazo”, explica Ruperto.
Con todas estas premisas, fue en 2011 cuando este emprendedor canario abrió su primera franquicia Flormar en el centro comercial El Mirador de las Palmas de Gran Canaria. Hoy, sólo dos años después, ya cuenta con seis tiendas en las Islas y dos proyectos más en estudio. Este rápido crecimiento pone de manifiesto el buen funcionamiento de las tiendas Flormar. “Hemos tenido una rápida aceptación del mercado y las clientas han sabido apreciar rápidamente nuestros productos. Gracias a la central hacemos muchos avances en marketing y la innovación de la oferta nos ha permitido un crecimiento constante y tener unas óptimas perspectivas de desarrollo”, explica el franquiciado. “Las ventas suben mes tras mes porque además de captar cada vez nuevas clientas se fideliza a las más habituales”, añade.
“A coste cero”
“Flormar es un concepto a coste cero, es decir, que se pagan solo los productos y todo el resto es sin ningún margen añadido. No hay canon de entrada, no se pagan royalties ni gastos de marketing y además no piden garantías o avales”, detalla el franquiciado.
La Central aporta a sus franquiciados todo el know how necesario para poner en marcha la franquicia, desde la búsqueda y la negociación del local, a la realización de las obras o la selección y formación del personal.
Ruperto llegó a Flormar sin experiencia en el sector. Pero la franquicia ofrece un completo programa de formación para el franquiciado, centrándose en cuatro temas: gestión del punto de venta, gestión del personal, introducción a los conceptos de maquillaje y sobre los productos, y por último, formación del sistema informático de caja y gestión.
Todas estas garantías vienen respaldadas por los más de 40 años de experiencia en el mercado de Flormar y la seguridad de formar parte de un grupo internacional con más de 300 tiendas en todo el mundo, más de ellas en España. “Estos factores garantizan la fuerza organizativa y financiera para estar siempre en la vanguardia comercial y de innovación de la oferta”, explica el franquiciado canario. “Lo complicado no sólo es lanzar una marca completa de maquillaje, sino también mantenerla competitiva renovándola constantemente. Cada año, más de 40% de los productos son nuevos, y hay una programación de lanzamientos y gestión del stock para no tener productos obsoletos en tienda. Por eso, las clientas vuelven frecuentemente a Flormar y siempre encuentran algo nuevo que probar”.
Colaboración, transparencia, dinamismo o competitividad son algunas de las palabras que describen a esta franquicia, que tiene un “sistema de gestión de las tiendas insuperable”. El ejemplo de su buen funcionamiento es Ruperto Martín.