"Era un cliente asiduo al concepto de Canell Rolls en La Vaguada; ¡Disfrutaba tanto! Me gustaban mucho los productos, estaban exquisitos así que un día llamé..." Así empieza su relato Francisco Paredes, un joven emprendedor de origen venezolano a quien no le tembló el pulso cuando decidió pasar de empleado a franquiciado de la marca La Rollerie. Vamos a saber por qué.
Joven y emprendedor y aún hay más: no tenía excesiva experiencia en el sector de la alimentación - restauración; sin embargo Francisco Paredes lo tuvo claro desde el principio: "Quería montar mi propio negocio y sería con La Rollerie". Si para acertar a la hora de emprender lo primero que hay que hacer es creer en lo que se hace, entonces diremos que Francisco tenía gran parte del camino recorrido. Había sido un cliente fiel de Canell Rolls, establecimiento inicial sobre el que se asienta la actual franquicia La Rollerie, por lo que el tipo de negocio no le pillaba de nuevas. "Yo trabajaba cerca y allí era donde me tomaba el café, los tentempiés. Disfrutaba muchísimo. Además los productos no me eran para nada desconocidos.Al contrario, muchos de ellos son muy típicos de Latinoamérica".
De ahí, que un día se decidiera a dar el paso que terminaría por convertirte en su propio jefe y gestionar una tienda de La Rollerie con 10 empleados y un volumen de trabajo nada desdeñable. "Llamé a la central y la respuesta que me dieron me terminó de cautivar. Desde el principio tuvieron un trato exquisito conmigo, muy familiar, con el apoyo y el asesoramiento que todo joven emprendedor necesita para terminar de embarcarse en un negocio". No tardaron en encontrar el local ideal -268 m2 en dos plantas- e iniciar todo el proyecto.
"Es un cambio que no te deja indiferente: pasar de empleado a empresario es otro mundo. Son muchas horas de trabajo y sacrificio pero el resultado merece la pena, sobre todo si crees en el proyecto como yo". A raíz de ahí: formación, horas de trabajo y un trato directo al cliente que ha hecho que la fidelización sea un hecho a pesar del escaso tiempo que llevan abiertos. "Tenemos tres tipos de clientes: los vecinos, los clientes de la zona, que es universitaria, y muchos estudiantes". A todos ellos, les seduce la originalidad de los productos que ofrece La Rollerie. "Es un producto muy fresco, del que nos provee la central y una vez que nos llega los trabajamos en el mismo local. Muchos de ellos son productos exclusivos difíciles de ver en otros locales; también bollería francesa de alta calidad...", matiza Francisco Paredes.
Y parece que el efecto crece, Francisco ya tiene pensado abrir un segundo establecimiento en cuanto amortice la inversión del primero. " A día de hoy he superado mis expectativas con La Rollerie".