Expansión de los restaurantes de cocina japonesa. El interés por este tipo de cocina está en aumento entre el público y esto se refleja en las cifras de facturación de estos restaurantes. La franquicia tiene mucho que decir en este sector.
El auge en el consumo de comida japonesa es un hecho. El número de restaurantes que ofrecen este tipo de oferta gastronómica es cada vez mayor y el sushi se convierte en un deseado manjar para cada vez más paladares. Y como es habitual, el sector de la franquicia recoge estas tendencias de mercado con el crecimiento y el desarrollo de nuevas franquicias. “La cocina japonesa en nuestro país va a coger más relevancia en los próximos años y la tendencia de ventas de nuestros locales así lo indica”, explica Óscar Lapena, CEO de Grupo Andilana, que opera en el sector de la comida japonesa con su cadena de franquicias MIU.
Una oferta sana, fresca y deliciosa en la que la preparación del producto y la utilización de materias primas de calidad son básicas. “La comida se prepara en cada local ya que la calidad del sushi recién elaborado no tiene ni punto de comparación con otras alternativas. Desde nuestro obrador se elaboran algunas recetas de repostería y algunas salsas, así como el corte y tratamiento específico del pescado fresco, para simplificar la gestión in situ y cumplir normativas sanitarias, como la del anisaki”, detalla Lapena.
Para garantizar esta calidad, las franquicias ofrecen a sus franquiciados todo el soporte y la formación necesaria, tanto para ellos como para su personal, con la seguridad de poder ofrecer una carta que se adecue a las exigencias de calidad del cliente.
Las franquicias del sector
Se trata de un sector relativamente joven en la franquicia, con marcas con experiencia y otra recién llegadas al mercado, que buscan franquiciados para crecer en toda España. Sushimore, Japonice, MIU Japonés, Makitake, Sushicatessen, Freshsushi o Wasabi Sushi Bar son algunas de las franquicias que se desarrollan en este sector en la franquicia. Algunas de ellas lo hacen con conceptos de tienda o take away y otras, como restaurantes con servicio a mesa.
Es el caso de MIU Japonés, que forma parte del grupo de restauración Andilana. Experiencia y know how consolidado que se plasma ahora en esta cadena de restauración japonesa. Son ya tres restaurantes, dos propios en Barcelona y uno franquiciado en Bilbao, “con el que hemos podido testar el concepto y confirmar las grandes posibilidades y la gran aceptación de público”, explica Óscar Lapena. “Hemos destinado el año 2013 a redondear el concepto y a ajustarlo a la perfección para iniciar la expansión n franquicias de una forma mucho más sólida y testada”, añade.
Para este ejercicio, MIU Japonés prevé un máximo de dos aperturas, “ya que nuestro objetivo es crecer con serenidad y con pasos sólidos. La filosofía del Grupo es abrir pocos locales cada año pero conseguir lo más importante, no cerrar ninguno, garantizar al máximo que los locales en franquicia sean negocios rentables durante muchos años”.
La inversión inicial necesaria para montar un restaurante MIU es de unos 500.000 euros, en locales de al menos 200 metros cuadrados. En cuanto a la facturación, “nuestro local propio en Barcelona, por su ubicación y dimensión (de 400m2), hace que la media suba mucho pero, para dar el visto bueno a una nueva franquicia MIU, el plan de negocio debe dar una facturación cercana al millón de euros”, detalla Óscar Lapena.
Otra de las cadenas recién llegadas a la franquicia es Japonice. Tienen dos locales propios en Palma de Mallorca y Valencia y en 2013 abrieron su primera franquicia en Alicante. “Nuestro modelo de negocio es muy atractivo, con una inversión razonable y una muy interesante rentabilidad. Todo avalado por la experiencia del Grupo”, explica Isabel Santamaría, su directora de comunicación y marketing.
La enseña abre sus restaurantes en locales de un mínimo de 80 metros cuadrados , en zonas céntricas y concurridas, polos gastronómicos o centros comerciales. La inversión es de unos 900 euros/metro cuadrado, aunque “podemos adaptar la franquicia al nivel de inversión que el franquiciado desee realizar”, explica Santamaría.
Japonice ofrece formación inicial y continuada, tanto para el personal como para el franquiciado, y un asesoramiento continuo en los diferentes ámbitos de gestión y desarrollo del negocio. “Notamos mucho interés en nuestro concepto por parte de posibles franquiciadores y tenemos varios proyectos en diferentes ciudades”, detalla la directora de comunicación.
Por último, hablamos de varios conceptos diferentes, centrados en el formato de tienda de take away de sushi y otras especialidades japonesas. Por un lado, encontramos a Sushimore. La enseña cuenta con 25 tiendas especializadas en la venta de sushi, dos de ellos propios dentro de estaciones de servicio Repsol. Además de crecer con estos puntos de venta, que requieren locales reducidos y una inversión de unos 38.000 euros (obra civil no incluidos), Sushimore desarrollará este 2014 su concepto de ‘La Barrita de Sushimore’, un formato pensado para introducirse como corner dentro de otros negocios como hoteles, locales de coctelería, ginclubs…
Ya sea con su formato de tienda o con su concepto de restauración con ‘La Barrita’, Sushimore se dirige a emprendedores de todo tipo, ya que “el negocio se adapta a cada caso en particular”, explica Susana Moreno, responsable de Expansión de Sushimore.
“Ofrecemos un negocio sencillo, rentable, con un margen del 75%, con locales sin salida de humos di cocina, sin necesidad de contar con personal, y donde la materia prima llega preparada de la cocina central para elaborar el sushi”, detalla Susana.
Por otro lado, encontramos a Sushicatessen, una cadena de tiendas de sushi recién nacida que cuenta con un local propio y que ahora inicia su expansión por toda España a través de franquicias. “Nuestro plan para 2014 es abrir unos cinco locales en capitales de más de 80.000 habitantes”, explica Roberto Roche, su director General. “El consumo de sushi está creciendo en nuestro país como ya lo hiciera hace años en Estados Unidos o Francia, por ejemplo. Se trata de una comida rápida, por su pronta elaboración, no porque se aceleren los procesos, y sana, con lo que la frecuencia de consumo puede ser mucho mayor que las pizzas o las hamburguesas, por ejemplo”. Y ahí su oportunidad de crecimiento.
Para abrir una de estas tiendas se requiere una inversión de unos 37.000 euros, un canon de entrada de 9.000 euros y un local desde 60 metros cuadrados en zonas con mucho paso de gente. “Se trata de uroyecto low cost tanto para el franquiciado como para el cliente final. Ofrecemos formación permanente, innovación gastronómica mensual y servicio a domicilio”, añade Roberto Roche.