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Entrevista a Miguel Vicente, CEO de Antai y cofounder de Wallapop

“Es posible crear una multinacional en solo 3 años”

Leticia Medina | 10/05/2016 | 8:56

“Es posible crear una multinacional en solo 3 años”

Convertir una startup nacida de 0 en una multinacional en menos de tres años. Es posible. Y Miguel Vicente lo sabe. Lo hizo con Letsbonus y ahora lo ha hecho con Antai, su  company builder’ desde el que, junto a su socio Gerard Olivé, se dedica a ‘fabricar’ startups: entre ellas, Wallapop, su gran caso de éxito como emprendedor.

Miguel Vicente es uno de los emprendedores digitales de referencia en España. Creador de empresas como Letsbonus, Wallapop y Antai Builder (desde la que ha creado otras muchas empresas), Vicente se ha convertido en unos años en todo un icono dentro del panorama emprendedor barcelonés, ciudad desde la que tripula sus negocios.

Hace ya siete años le entrevistamos por primera vez por su entonces primer proyecto Letsbonus. Fue su primera empresa y rápidamente subió como la espuma. Hoy, siete años después y atraídos por el gran éxito de Wallapop, nos volvemos a encontrar con él. Sigue emprendiendo con la misma pasión pero con mucha más experiencia. Durante este tiempo ha recorrido un camino por el que, sumando errores y aciertos, ha llegado hasta su posición actual.

Creador de startups

Después de la venta de Letsbonus a la multinacional Living Social en 2011, Vicente quiso continuar con su gran pasión: emprender. Y por eso en 2013 creó junto a su amigo Gerard Olivé la compañía Antai Builder: “Antai es un company builder, es decir, una compañía que crea compañías”, explica. Con esto quiso saciar sus ganas de crear nuevas empresas desde 0. “Es lo que me atrae, con lo que me siento realizado. Esa adrenalina de los comienzos es apasionante”, describe Vicente.

Antai no es una aceleradora como las que conocemos. Su concepto es distinto: es una fábrica de startups. “Identificamos en el mercado oportunidades que nos gustan, definimos el modelo de negocio, buscamos talento para crear el equipo para esa nueva startup, las financiamos con nuestro fondo de capital riesgo Antai Ventures…”. Es decir, no acompañan a emprendedores en el lanzamiento de sus startups, sino que Antai es co-socio, co-fundador y co-inversor de todos los proyectos que lanzan.

Su segundo gran éxito: Wallapop

Fue precisamente en 2013 y dentro del marco de Antai donde nació Wallapop, quizás el mayor éxito empresarial hasta ahora de este emprendedor, junto con Letsbonus. Wallapop es una aplicación para el móvil que permite al usuario comprar y vender artículos de segunda mano con la ventaja de la geolocalización, o sea, permite buscar y ofrecer productos por cercanía. Darse de alta es muy sencillo, solo hace falta tener un smartphone y conexión a Internet. En pocos pasos el usuario forma parte de la comunidad y puede buscar productos por categorías, filtrando por distancia o precio, por ejemplo. Además, el funcionamiento de Wallapop es como el de una red social ya que los usuarios pueden chatear entre ellos para recibir más información del producto o renegociar el precio del mismo. “Wallapop nació antes de la gran explosión del móvil. Buscamos algo que fuera puro mobile y, teniendo en cuenta la situación económica que vivía el país, apostamos por el negocio de la segunda mano. Decidimos ‘reinventar’ el clásico negocio de los clasificados. El móvil ofrecía una serie de funcionalidades que no ofrecía la web: geolocalización, chat, inmediatez, facilita el encuentro directo… Ha sido un concepto disruptivo”.

Esta startup ha atraído la atención de inversores de todas partes del mundo. En 2015, la empresa cerró una de las mayores rondas de financiación del año, llegando a los 36’8 millones de euros. De hecho, son muchos los que hablan de Wallapop como el posible unicornio español (nueva forma de llamar a compañías tecnológicas que alcanzan un valor de 1.000 millones de dólares en alguna de las etapas de su proceso de levantamiento de capital).

El caso es que esta empresa ha revolucionado el mercado de los clasificados gracias a sus funcionalidades y, sobre todo, a la geolocalización. Ya opera en el mercado internacional, apostando fuertemente por el mercado de EEUU, donde el pasado año se hizo con una compañía local para impulsar allí su implantación.

Antai

Wallapop es una de las más de 10 empresas creadas por Miguel Vicente y sus socios dentro de Antai. “Wallapop es la startup más visible que hemos creado hasta ahora, la segunda que creamos en Antai, pero hemos lanzado otras con mucho éxito, como Deliberry, Glovo o Cornerjob, que están funcionando muy bien. En total, creamos dos o tres nuevos proyectos cada año”, explica Vicente.

Además de fundar y desarrollar cada startup, Antai cuenta con un fondo de capital riesgo con 20 millones de euros con el que cubren las dos primeras rondas de inversión de los proyectos que crean. “Luego coinvertimos con fondos internacionales o con fondos de aquí, entrando así otros accionistas a los proyectos”, añade. Además, Antai tiene también un fondo de capital de Media4Equity con 40 millones de euros en inventario en televisión, prensa, radio y exteriores. Con todo esto, este proyecto de Miguel Vicente se ha convertido en el company buider de referencia en el sur de Europa. “La clave del éxito de un company builder es la velocidad en la ejecución, la capacidad de escalar los proyectos y de aprender de un proyecto a otro”, explica el emprendedor.

Cómo es un buen proyecto, según Miguel Vicente

Su experiencia creando startups está más que consolidada. Pero ¿en qué se basa Miguel Vicente a la hora de crear un proyecto innovador? “Hay que hacer un buen análisis de la oportunidad de negocio, nosotros nos centramos en negocios tecnológicos, que sean rápidamente escalables internacionalmente, principalmente B2C (aunque también creamos startups B2B), es importante también la incorporación de talento y la rápida ejecución”, explica.

Para Vicente, cualquier buen proyecto, para triunfar, tiene que tener un equipo que se complemente bien. “No hay que fichar clones, sino personas con experiencias diferentes, visiones y capacidades distintas. Personas que sumen”, detalla el emprendedor. “Además, todo proyecto ha de ser desde el principio ambicioso, escalable y con barreras de entrada para poder ‘disruptir’ en el mercado”.

De los errores se aprende

Si hay algo que repiten una y otra vez todos los grandes emprendedores es esto: equivocarse no es solo inevitable, sino útil, ya que supone una gran enseñanza. “Cometes errores todos los días. Continuamente tomas decisiones por intuición, a veces sin información, pero vas corrigiendo el rumbo rápidamente. No hay que tener miedo a tomar decisiones, se aprende en la medida en la que te vas equivocando”, relata Vicente. “Los negocios tecnológicos son modelos con respuesta diaria del público y esto te permite corregir e innovar constantemente. Una idea no se discute tres días, se piensa y se prueba. Y en las compañías igual, hay que testear las ideas, no darle vueltas sobre el papel”.

Promotor de la escena emprendedora

Como emprendedor nato, Miguel Vicente no solo trabaja en crear sus propios proyectos, sino que dedica gran parte de su tiempo a la promoción de la actividad emprendedora en Barcelona. Por ello, es el presidente del clúster Barcelona Tech City, una asociación privada sin ánimo de lucro que creó para “devolver a la ciudad lo que nos ha dado”. El objetivo principal de este clúster es consolidar y potenciar un sector digital y tecnológico con base en Barcelona que, con una ocupación superior a los 10.000 puestos de trabajo, sea capaz de posicionar a la ciudad como referente mundial y capital europea de este sector. “Barcelona es un punto de referencia en Europa tras Berlín y Londres en lo que a actividad emprendedora se refiere”, explica Vicente. “La ciudad atrae cada vez más talento internacional por la calidad de vida, el coste, el clima… El sector tecnológico y digital catalán ha duplicado el número de profesionales contratados en solo dos años de 5.000 a 10.000 empleados y cada vez más corporaciones internacionales eligen Barcelona para asentar su filial española”. Y esto se convierte, según describe Vicente, en un círculo virtuoso. “El talento atrae más talento. Y cuando viene un inversor a Barcelona, vuelve y acaba atrayendo a más inversores. Cada vez hay más interés de fondos internacionales. Tenemos mucho talento formado, se crean muchos proyectos internacionales”.

Palau del Mar

“Barcelona tiene un ecosistema potente de universidades, fondos de capital riesgo, emprendedores… Pero faltaba organización, por eso creamos la asociación Barcelona Tech City, para ganar protagonismo como ciudad”. Y ahora, para mejorar aun más esa organización, el clúster está inmerso en la implantación de su nueva sede en el Palau de Mar de Barcelona, un edificio que dispone de 10.000 m2 y que acogerá la sede central de la Asociación, estando asimismo a disposición de las empresas asociadas y de las grandes marcas del sector tecnológico nacional e internacional, convirtiéndose de esta forma en el hub tecnológico de referencia del sur de Europa. “Queríamos contar con un edificio que fuera la imagen física de la asociación al servicio de los emprendedores y las startup y situarlo como parada imprescindible de cualquier inversor que llegue a Barcelona. Será un punto de encuentro del sector y un espacio para atraer talento”. El proyecto del edificio acogerá más de 50 compañías, entre nuevas startups, empresas e iniciativas ya consolidadas como el mVentures de la MWCBarcelona, 101 Startups, Antai, Conector, Berepublic, Glovo, Geenapp, Napptilus… que tendrán sus oficinas en este edificio emblemático de la capital catalana.

De profesión, emprendedor digital

Ya sea creando nuevas startups, desarrollando modelos de negocio o potenciando el ecosistema emprendedor de Barcelona, Miguel Vicente dedica el 100% de su tiempo a su pasión: el mundo de las startups digitales. Su 2016 se centrará en “consolidar mercados en los que estamos y abrir alguno nuevo, lanzar alguna nueva compañía, seguir buscando oportunidades… Desde el clúster, estamos centrados en consolidar el edificio Palau del Mar como centro de referencia a nivel emprendedor con proyección internacional y trabajar en la relación de los emprendedores con fondos e inversores extranjeros. Sobre todo quiero seguir disfrutando de lo que hago, seguir en la misma línea. Me lo paso muy bien, ¡aunque estaría bien hacer más vacaciones!”, confiesa.