La mayor parte de las franquicias de restauración ya están preparadas para empezar a abris sus puertas. Eso sí, miediendo las normas y protocolos de seguridad al máxmopara evitar cualquier tipo de despiste. Franquicias como KFC ya ha puesto en activo 89 del total de 173 establecimientos repartidos a lo largo de toda la geografía española; y en todos ellos, una consiga, empleados hiper formados.
Si algo va a pesar en esta etapa de la desescalada es el compromiso que las enseñas tengan con la seguridad, la higiene y cuidar la salud de sus empleads y clientes. Esa es la máxima. Franquicias de restauración como KFC ha reforzado sus protocolos de higiene en todos sus restaurantes, convirtiéndolos en espacios seguros de Covid-19 de cara a la reapertura de sus restaurantes.
Para poder ofrecer el mejor servicio de la forma más segura, ha implantado nuevos procesos de higiene y calidad y ha formado a sus empleados en materia de prevención, seguridad y limpieza para evitar el posible contagio en sus restaurantes. Asimismo, la compañía realizará un seguimiento diario de la salud de sus empleados, que deben tomarse la temperatura todos los días antes de acudir a sus puestos de trabajo. Además, se han implantado medidas de distanciamiento entre los empleados, que les recuerden la importancia de mantener la distancia de seguridad de al menos un metro entre ellos.
Con rspecto a los clientes, el uso de mamparas en los mostradores de todos los restaurantes ayudará a mantener esa distancia, lo que no impedirá que el personal trabaje de cara al público con guantes y mascarilla, este último elemento es obligatorio también para el personal de cocina. También, se refuerzan las medidas de limpieza de todas las superficies con las que los consumidores tienen contacto, como son los mostradores, quioscos, mesas o sillas los cuales son desinfectados de forma regular tras su uso.
Por otro lado, KFC continúa trabajando para poder ofrecer el mejor servicio de la forma más segura siguiendo su política de entrega de ‘contacto cero’. Su objetivo es garantizar que, después del cocinado, las únicas manos que tocan el producto sean las de los clientes. Esto se consigue gracias al constante uso de pinzas durante todo el proceso de manipulado, así como a la entrega sellada en una bolsa cerrada y al pago sin contacto.
Otra medida clave será la intensificación de ‘Manos y Pinzas’, un protocolo de higiene que la compañía lleva usando durante muchos años, que establece que el restaurante debe detener su actividad cada 30 minutos para proceder a la limpieza de las manos de todos los empleados, así como de sus herramientas de trabajo.