Ha llegado el turno para el mercado español. La franquicia norteamericana Wingstop, dedicada al cocinado y la venta de alitas de pollo, acaba de abrir en Madrid cuatro cocinas virtuales que contarán con los servicios de la compañía Glovo para ofrecer la entrega a domicilio de sus productos. Con más de mil setecientos locales abiertos en todo el mundo, Wingstop es a día de hoy una de las enseñas más potentes que existen en el panorama gastronómico.
En esta ocasión, la apertura de las franquicias no se ha hecho a través de restaurantes físicos, sino por medio de restaurantes online. El concepto es sencillo: la comida se prepara en una cocina de Wingstop a la que llegan los pedidos vía internet y luego se reparte mediante deliverys, evitando de este modo la recepción de comensales en un espacio material. Por el momento, la compañía ya tiene abiertas tres cocinas de este tipo en la capital de España, y la previsión dice que tras el verano se procederá a la apertura de la cuarta.
Desde la dirección de Wingstop, Nicolas Boudet afirma haber visto en España grandes posibilidades de éxito para su idea de negocio, por lo que la expansión en el territorio nacional podría seguir extendiéndose más allá de Madrid. Aunque todavía es pronto para hablar de una consolidación de la marca en la geografía española, lo cierto es que la franquicia se encuentra trabajando intensamente para seleccionar un inversor que apueste por el crecimiento de la empresa en un mercado tan atractivo como el que nos ocupa.
Antes de tomar decisiones de mayor envergadura, Boudet entiende que el análisis del rendimiento que vayan obteniendo estas tres primeras cocinas virtuales resulta determinante para barajar las opciones de futuro. El escenario invita al optimismo, pero hay que tener en cuenta que, por culpa de otros negocios similares que trabajan sin licencia en edificios de viviendas, la fama de esta modalidad de cocinas no es precisamente buena. Tampoco suele contribuir la postura de los vecinos, que tienden a mostrarse reacios cuando toca convivir con un local ilegal de estas características. Para poner remedio a este obstáculo, la fórmula de Wingstop pasa por situar sus cocinas en entornos industriales, facilitando además plazas de aparcamiento para que los repartidores no colapsen las vías cercanas.
La dura competencia que se plantea en España en torno a las alitas de pollo con negocios como Popeyes y KFC no parece asustar a Wingstop. La franquicia recién aterrizada en nuestro país considera que cuenta con atributos más que suficientes como para poder diferenciarse de sus rivales directos. La marca pone a disposición del cliente una decena de sabores singulares que van desde las variedades más picantes a las opciones más dulces. Si a esto le sumamos un cocinado rápido y un repertorio de alitas y salsas especialmente cuidado, tal vez resulte más sencillo abrirse paso entre los competidores.
Más allá de la carta que integra Wingstop, otro de sus atractivos diferenciadores es el servicio de atención al cliente que incorporan sus cocinas virtuales. Este ha seguido el modelo implantado por aquellos grandes entornos de internet que acostumbran a tratar con miles de usuarios diariamente, como pueden ser las entidades bancarias, las plataformas de vídeo bajo suscripción o los espacios dedicados a los juegos de azar. De hecho, la mirada de la franquicia en este sentido está puesta sobre todo en el procedimiento que seguiría un casino nuevo a la hora de atender las consultas y las dudas de su clientela. La industria del juego, como referencia que es en este asunto, nos ha enseñado que el servicio de atención debe estar activo ininterrumpidamente a fin de resolver todas las dudas que se les pudieran presentar a los usuarios. Para ello, es crucial mantener abierto un amplio abanico de canales de comunicación durante 24 horas al día: Whatsapp, chat en directo, correo electrónico y un apartado completo de preguntas frecuentes. Además de esto, Wingstop ha completado el concepto invirtiendo en formar a sus empleados bajo la tentativa de especializarlos en el trato con el cliente.
La franquicia estadounidense se ha marcado como objetivo llegar a los siete mil restaurantes en todo el mundo, una idea de expansión que ya estudia la posibilidad de irrumpir en países de Oriente Medio y en aquel territorio europeo que todavía tiene por explorar. Por el momento, todo hace indicar que Wingstop se encuentra en uno de sus mejores momentos de forma, y es que durante el pasado año logró abrir casi doscientos restaurantes más y aumentar sus ventas en más de un veinte por ciento, llegando a facturar aproximadamente dos mil millones de euros. Sólo resta esperar para ver cómo irá evolucionando su andadura en España.