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Crea tu espacio de trabajo

Franquicias & Negocios

Idear un espacio para su buen uso comercial supone establecer una serie de parámetros que ayuden a convertirlo en un establecimiento competitivo. Hay que tener muy presente que la tienda es un elemento vivo y dinámico y representa, sobre todo, nuestra herramienta de trabajo

¿Cómo conseguir que un local se convierta en una tienda atractiva y accesible para todo tipo de público? La respuesta a esta pregunta encierra la clave del éxito de una tienda: conseguir que un espacio comercial se convierta en un lugar atractivo, accesible y con los procesos de calidad óptimos para incentivar la entrada de público y satisfacer las exigencias propias de un ambiente de trabajo. Sobre este aspecto es, sin duda, sobre el que hay que incidir a la hora de enfrentarse al proyecto de crear un establecimiento: tienda igual a un espacio de trabajo.
Una afirmación sencilla a primera vista, que encierra una compleja elaboración de trámites, deseos y ajustes hasta crear, ejecutar y mantener un establecimiento comercial. No en vano, las tiendas son espacios públicos, dirigidos a vender, con personalidad propia y construidos bajo parámetros bien distintos, siguiendo las directrices del producto y las marcas que se muestren.

La tienda, un espacio para la calidad
Todo esto se amasa bajo un precepto que no puede perderse de vista, la calidad; generar la máxima calidad con el proyecto, durante la reforma del mismo y en el proceso de mantenimiento. Esto implica estudiar todas y cada una de las partes implicadas a la hora de crear un local competitivo, que invite a la entrada público de los futuros clientes pero sin olvidar las comodidades necesarias para desarrollar un buen ambiente de trabajo.
En este sentido, las instalaciones son una prioridad. De su buen funcionamiento depende la calidad del ambiente, además de proporcionar las sensaciones idóneas del establecimiento: el calor, la luz, la ventilación, el sonido para que todo resulte armónico. Es un apartado donde el mantenimiento es fundamental y corre por cuenta de los técnicos responsables que han de revisar el estado  de la maquinaria, los cuadros generales o circuitos.

El ambiente: materiales e instalaciones
Un proyecto sólido debe saber dar a la fachada exterior del establecimiento su personalidad para distinguirse entre los demás comercios. La fachada es la portada del local y, como tal, su fuerza está en el grado de expectativa que genera en el público, con respecto al contenido del local mismo.
La idoniedad de los materiales que se emplean juegan también un papel principal en la conjunción de la tienda, tanto los que permanecen como los que se cambian periódicamente. Son los que facilitan la imagen del establecimiento, aumentan la sensación de comodidad -en el caso de acertar con su aplicación- y ayudan a crear un agradable espacio de trabajo.
Suelos, techos, paredes, carpinterías y cristales de fachada son los elementos que hay que escoger con cuidado ya que determinan la base del establecimiento y sirven de apoyo a los materiales que harán de soporte de la comunicación audiovisual y que son los que se pueden cambiar al inicio de cada temporada, campaña o actualización de productos.
Su objetivo es conseguir dirigir al público en el interior del establecimiento y eso se puede lograr con una buena distribución que no deja zonas fuera de este recorrido. Para saber que el proyecto de distribución de un local funciona, los parámetros a medir son:

  • Preparar un tinerario natural, en el que no nos sintamos desorientados en ningún momento.
  • Definir los espacios que marca el recorrido del público
  • Salir de la tienda sin haber dejado de visitar ningún rincón del establecimiento.

Centrarse en el producto
Mantener el establecimiento cuidado y limpio, con una imagen atractiva se consigue haciendo hincapié en el mantenimiento de los materiales que hemos escogido: que se limpien de forma sencilla y rápida y que no transmitan dejadez. Esto ayuda a que el público se puede centrar más en el producto. La decoración aquí ayuda mucho, la discreción o no de los muebles de exposición pueden  reforzar la presencia de un producto dándole más personalidad, con un entorno adecuado.
El entorno y la decoración son más eficaces si son coherentes en todos sus detalles con la marca de la tienda.

La importancia de los acabados
La calidad de ejecución de un local también se mide por otros parámetro fundamental: el nivel de los acabados y la ejecución de detalles constructivos. Cuando es bueno, la percepción de calidad es alta y al alcance de todo el público.
Si el proyecto se ha ejecutado respetando las exigencias básicas de un espacio comercial, el local funciona. Y, con respecto a su ejecución, normalmente medimos la calidad si las instalaciones (eléctrica, de climatización, de voz y datos) funcionan de forma correcta.
Que coordinen calidad e imagen no resulta fácil para los técnicos y es por eso que su efecto se multiplica cuando se halla la fórmula correcta.
Hay que disponer de las herramientas básicas fundamentales para agilizar el trabajo de los profesionales aún en los momentos de mayor afluencia de público. En este caso, los mostradores, barras y demás elementos claves son determinantes ya que es un donde se desarrolla gran parte de la actividad laboral, pero también tienen un enfoque de muestrario de producto. Un ejemplo claro está en la luz.
La calidad en el acabado de una pared, donde ésta se refleja, determina el buen estado del conjunto final; una pared aplacada y pintada con pintura plástica si está iluminada por un foco con cierta inclinación de su rayo de incidencia, no pierde uniformidad en el color, aparece sin sombras y el cambio de tono es gradual; mientras que, en una pared mal acabada, notamos como la inclinación de la luz no perdona la evidencia de los límites de ejecución, se perciben las juntas entre placa y placa y el color no es uniforme porque la superficie no lo ha podido absorber completamente.
Existen otros detalles: aristas rectas, afinadas y a plomo, falso techo plano y no flechado, alineación y equidistancia de los focos entre si y otros elementos empotrados en cielo raso, saltos de materiales nítidos, secos, sin superposiciones de unos sobre otros como por ejemplo la silicona sobre cristal o carpintería metálica, pintura sobre zócalos o tapetas de puertas, etcétera.
Apreciar un acabado bien hecho requiere la experiencia de un buen director de obras y una constructora de confianza.
 
Mantenimiento
El continuo proceso de mantenimiento del local es básico para tener un establecimiento comercial atractivo e innovador, con una imagen impecable que atraiga al consumidor y favorezca el trabajo en él.
De hecho, el objetivo del mantenimiento es conservar el atractivo original y éste engloba a todas las partes del proceso, desde los aspectos de accesibilidad e instalaciones, hasta la implantación del mobiliario y la decoración adecuada para recrear el ambiente ideal.
El mantenimiento se aplica en una serie de “micro reformas” de menor impacto económico porque no es necesario el cierre de la actividad como si sucede cuando se hace necesaria una reforma integral.
La revisión constante de las instalaciones, frecuentes repasos de pintura, mantenimiento de suelo (rebaje, abrillantado, barnizado, etc), puesta al día y renovación de imágenes con actuación de campañas o cambio de temporada: la real eficiencia de un constante mantenimiento se puede, mayormente, apreciar en tiendas con varios años de actividad y que sigan siendo locales puestos al día y novedosos.

El lugar de trabajo
Con todo lo expuesto aquí, lo que no se puede perder de vista es que el local  es la herramienta básica de trabajo para quien quiera emprender una actividad comercial. Se podría definir como el espacio físico entre el producto y sus potenciales consumidores.
El establecimiento comercial es a la vez ambiente de trabajo y local público y, por ello, debe responder a la normativa de seguridad y salud laboral y de prevención y detección de incendios. Además de favorecer la accesibilidad en espacios públicos.
Ahí , la calidad debe ser la medida a tener en cuenta: la distribución de la tienda y la adaptabilidad y facilidad de acceso a baños, entradas y almacenes.
Reconocer y cuidar siempre la calidad de nuestro establecimiento nos pone por delante del mercado, adelantándonos a las necesidades de éste y estando siempre alerta a los cambios impredicibles. Nos volvemos competitivos. Más. Además de conseguir tener establecimientos con años en el mercado perfectamente adecuados.