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Constructoras de calidad

Redacción FyN

¿Qué esperamos cuando contratamos una empresa para que reforme nuestro local? Los aspectos son claros: economía, rapidez y seriedad. Ahora bien, ¿qué significa aplicar estas fórmulas en la reforma de un local comercial? En este artículo lo sabremos. Economía. Naturalmente, todos queremos contratar una reforma sin pagar más de lo necesario pero, ¿cuáles son los parámetros para saber si estamos comprando a buen precio? Uno de los mejores instrumentos a disposición de un promotor es indagar a fondo cuáles son los trabajos que se han de realizar. Las preguntas que nos podemos hacer para arrojar luz sobre el proyecto y su calidad son: ¿En qué consisten los trabajos de albañilería e instalaciones? ¿Cuáles son los materiales? ¿Cuántas horas son necesarias? ¿Para qué trabajos la mano de obra ha de ser especializada? ¿De cuánto personal se compone la cuadrilla de cada gremio implicado? Cuanto más sabemos, más controlamos y más posibilidades tenemos de buscar, junto a la constructora, posibles alternativas más económicas manteniendo la calidad exigible.

Sistema de trabajo

Creemos que, por poner un ejemplo, si hiciésemos una indagación sobre el tipo de climatizadores que utilizan los locales, nos quedaríamos sorprendidos al constatar la cantidad de equipos sobredimensionados respecto a las necesidades o, de la misma forma, la cantidad de locales con potencia eléctrica mucho superior a la necesaria. O, para poner otro ejemplo, ¿cuántas veces los circuitos eléctricos y de alimentación tienen un recorrido mucho más largo del necesario? Si no hay misterios en los trabajos a realizar, en los metros de material a pedir, el tipo y la cantidad de mano de obra necesaria, fácilmente y con buen criterio todo el mundo puede entender si el precio de la obra que contrata es o no competitivo. Desconfiamos de las constructoras que resuman en pocas líneas el trabajo de semanas y en el que está implicado mucho personal. Si el presupuesto que la constructora nos pasa es detallado y nos da información, es seguramente un indicio de calidad.

Rapidez

Los plazos de ejecución de una reforma para un local comercial marcan de forma contundente el resultado económico de toda la obra. Conseguir ganar un fin de semana de ventas o abrir antes del primer pago de alquiler pueden ser algunos elementos clave en el cómputo del coste de la obra, lo que nos indica cuanto el plazo influye sobre el coste. ¿Estamos seguros de que no sería más conveniente incrementar el coste de la obra (aumentando, por ejemplo, el recurso normal de mano de obra) anticipando así  la apertura?
Un claro compromiso en el plazo de entrega garantiza que la constructora y el promotor comparten los mismos objetivos.
También recordamos que compromisos que desafían las leyes del tiempo son tan peligrosos como la falta de compromiso, aunque muchas veces el promotor cae en la tentación de creérselos. 
El compromiso en el plazo y la continua comunicación durante la obra al promotor sobre el curso de los trabajos (incluso con material fotográfico y relaciones) es otro claro indicio de que estamos en buenas manos.

Seriedad
Muchas veces, y creyendo así que se gana la confianza de un cliente, el constructor oculta la información sobre posibles imprevistos que, a menudo, ocurren durante los trabajos y que pueden variar las condiciones económicas y de plazo anteriormente pactadas. El imprevisto se entiende mejor al mismo tiempo que ocurre y su comunicación a posteriori genera conflictos porque pierde su evidencia. Por poner unos ejemplos mas concretos: si después de unos derribos se hacen evidentes elementos que antes era imposible detectar (como por ejemplo el incremento de metros cuadrados o posible partes a subsanar), si un transporte no puede acceder, por ejemplo, por un corte de tráfico imprevisto, si un ayuntamiento exige materiales o distribuciones distintos de los contratados a la constructora, si el mal estado de un inmueble exige reparaciones imprevistas... y como estos muchos más ejemplos. El promotor ha de saber cuánto y cómo estos imprevistos varían las condiciones pactadas anteriormente .

En resumen: la constructora ha de tener la capacidad de dar también malas noticias.
Desconfiamos de la constructora que siempre nos dice que todo va bien: lo más probable es que al final no cuadren sus facturas, porque ha tomado decisiones no compartidas con el promotor.
Si el promotor recibe toda la información en tiempo real, tanto la buena como la mala, es un claro indicio de seriedad y madurez profesional por parte de la constructora.