Son exclusivos, exquisitos y muy cuidadosos en todo lo que se refiere a producto, local y clientes. Así los negocios salen bien y a la franquicia Petit Plaiser les ha salido mejor que bien, y a sus franquiciados, muy dulce.
No es sólo comercializar y vender bombones en un entorno de diseño únicio, con un ambiente exclusivo... No. Es bastante más que eso: es conocer a tu cliente, diversificar en tu producto y saber qué ofrecerle en todo momento. Las tiendas de Petit Plaiser crean detalles para bodas, regalos para empresa; obsequios de cumpleaños, aniversario; recetas innovadoras... Han sabido enmarcar el chocolate hasta distinguirse del resto de establecimientos del sector. La facturación de la marca confirma que toda esta creatividad fue y es una gran idea.