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100 negocios en los que invertir

Franquicias & Negocios

Conoce los conceptos de restauración con las inversiones más reducidas.

Si a la falta de personal cualificado y a la necesidad de contar con un local de amplias dimensiones, sumamos la elevada inversión que se requiere para montar un negocio de restauración, puede parecer un segmento de mercado poco atractivo o, al menos, espinoso. Pero, la realidad que se dibuja en el mercado parece evadir estos ‘handicaps’ propios del sector; son muchos los inversores y emprendedores que apuestan cada año por este nicho de mercado que, aunque pueda presentarse arduo, también ofrece muchas ventajas.

Pros y contras
Es cierto que el sector de la restauración acoge las mayores inversiones del mercado; como media, se necesitan 180.000 euros para poner en marcha un negocio. Las causas hay que buscarlas en las necesidades propias del formato: locales de muchos metros cuadrados (de media, como mínimo, 100m²), gastos elevados en obras y equipamiento, además de en personal, ya que suelen ser conceptos para los que se precisa más mano de obra que para otro tipo de negocios.
En contrapartida, el sector de la restauración, en general, se presenta como el que más factura. Como media, al cabo de un año de arrancar un negocio, la cifra es de 415.000 euros. A este ritmo y con un concepto que funcione, la previsión para recuperar la inversión realizada al inicio, es de unos dos años, pudiendo variar entre uno y cuatro dependiendo del concepto.

Los más asequibles
Montar un restaurante en su pura esencia supone disponer, o conseguir, un respaldo económico importante. Pero, el sector restauración no está vetado para aquellos emprendedores que no tengan 200.000 euros. Existen conceptos mucho más económicos. De entre las 100 marcas entrevistadas para este artículo, casi la mitad requieren inversiones inferiores a los 150.000 euros.
Entre los conceptos más asequibles se encuentran la mayoría de heladerías y panaderías. Estos son opciones de negocio que, por norma general, pueden establecerse en locales de menos metros que un restaurante, lo que reduce de forma importante el desembolso inicial. Además, otras partidas importantes en la inversión, como las relativas a equipamiento, cocina o personal, también son inferiores en este tipo de negocios.
Cada vez menos marcado por la estacionalidad, el subsector de las heladerías ofrece conceptos en los que invertir desde 40.000 euros, como Carte D’Or. Las demás enseñas se sitúan próximas: 65.000 euros para abrir un Häagen-Dazs, 66.000 para Ben & Jerry’s, etc.
La mejora en las técnicas de elaboración y, por lo tanto, en la rentabilidad del negocio, ha hecho despuntar al subsector de las panaderías, un nicho de mercado que cuenta con la gran baza de comercializar un producto que se consume durante todos los días del año y que lo consume la mayor parte de la población. Así, el sector, en el que se pueden encontrar conceptos como el de Horno Santa Eulalia, para el que se necesitan alrededor de 75.000 euros, está experimentando un gran crecimiento, tanto cuantitativo como cualitativo. La tendencia que se está imponiendo entre las enseñas del sector, cada vez más atractivas para los inversores, es la diversificación de las líneas de negocio en un mismo establecimiento: comida para llevar, prensa o artículos de regalo; las panaderías actuales han dejado muy atrás a los pequeños hornos de barrio en los que sólo se vendía pan. 

Las tapas también de moda
También muy de moda en los últimos años, en esta franja de inversiones reducidas, se puede encontrar algún concepto de tapas. Este tipo de negocio se impone en el mercado como un alternativa en boga al restaurante.

Con un producto atractivo y en formatos económicos, las tapas tienen, además, buena aceptación en mercados exteriores. Un claro ejemplo es el de Lizarran. Esta cadena de restauración ha llevado sus tapas del norte de España a Portugal, Alemania, Francia, México y Estados Unidos. El importe aproximado que se necesita para unirse a esta cadena es de 179.000 euros. Si lo que queremos es apostar por el subsector de las tapas realizando un desembolso menor, se pueden considerar conceptos como los que ofrecen Bodega la Andaluza o Dehesa Santa María y que requieren una inversión de 50.000 y 124.000 euros respectivamente. Por un importe similar también se puede acceder a algún concepto de restauración rápida como Bocatta o Pans & Company.

Cafeterías, con tradición
Otro de los subsegmentos que presenta inversiones reducidas en relación al sector restauración en general es el de las cafeterías. Por alrededor de 150.000 euros de inversión inicial se puede poner un pie en este nicho de mercado de la mano de cadenas como Il Caffè di Roma, El Tren Coffee Shop o Gran Café. Las cafeterías se han posicionado en el mercado como negocios consolidados que, además, cuentan con una gran tradición entre los consumidores. La demanda es elevada, igual que los márgenes que se obtienen.

Buscar financiación
La mayoría de cadenas de franquicia cuenta con acuerdos con distintas entidades bancarias para facilitar a sus franquiciados el acceso a un préstamo que le permita poner en marcha su negocio. Obviamente, cuanto más capital propio aporte el franquiciado, le será mucho más sencillo arrancar la actividad y sobrevivir durante los primeros años. Se recomienda disponer de entre un 50 y un 60% de capital propio en relación a la inversión inicial; que, como máximo, el 40% de la inversión sea a crédito.

Fundamental, siguiendo esta línea, es tener claro antes de aventurarse en el mundo empresarial, cuál es nuestra capacidad económica y a qué sectores y tipo de conceptos podemos tener acceso. Para esto, se debe tener claro qué incluye la inversión que nos requiere el franquiciador y cuánto dinero necesitaremos en total.


Tener en cuenta
Cuando se describe la inversión necesaria para montar un negocio en un documento tipo, ésta debe incluir los gastos correspondientes a la adecuación del local (proyecto de decoración, ingeniería, etc.), partidas de decoración y mobiliario, y los costes relativos a los equipos informáticos y de comunicaciones.
Aparte del importe relativo a la inversión inicial necesaria, el franquiciado deberá tener en cuenta otras necesidades financieras que, en caso de que no disponga de capital propio suficiente, tendrá que incluir en el importe del préstamo que solicite. Son lo que llamamos partidas circulantes y gastos de arranque.
Las primeras corresponden al importe de distintos materiales: mercancías necesarias para poner en marcha el negocio, materiales de venta y marketing, papelería corporativa, etc. además de una cantidad determinada de dinero que será necesaria para afrontar el arranque del negocio.
Los gastos de arranque suelen incluir el canon de entrada, que es el importe que el franquiciado paga al franquiciador por el Know How de la enseña y la formación que le presta la central. En muchos casos, el franquiciador especifica si este importe está incluido o no en la cifra que ofrecen como inversión inicial. En estos gastos quedan normalmente comprendidos los costes relativos a la selección del personal, los referentes a la búsqueda del local, la constitución de la sociedad o los impuestos y tasas.
Lo que para muchos emprendedores con recursos limitados parece inaccesible: apostar por el gran sector de la restauración, no lo es. No es una utopía: hay negocios que no requieren un gran desembolso. Sólo hay que conocer las propias capacidades y, no menos importante, las limitaciones.